Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 31 de enero de 2013

QUIZÁS UN SUEÑO... O QUIZÁS NO... FINAL.





Siempre me costó encontrar un final para mis historias, pero el de ésta ya estaba escrito antes de imaginarlo.

¿Sabes por qué?

PORQUE LO SOÑÉ…

Hoy me despido de ti y lo hago desnudándome de todas mis lunas y de esa oscuridad que tiñó una vez mi alma.

Hoy te doy todos los colores que soy y que he sentido míos o casi míos y ella no derramará lágrimas de plata.

 No, no lo hará.

Despierta, dormida… los he soñado todos, incluso los que no he escrito y en todos ellos encontré algo de mí. Ahora están bajo mi almohada.

Los sueños nunca son solo sueños, pero yo no he dejado de soñar.

Hoy me despido de ti y lo hago entregándote un lienzo en blanco porque yo ya pinté mi alma y ahora quiero seguir soñando…

Y mientras lo hago el silencio se rompe de nuevo…

DESPIERTA, DORMIDA...


2 comentarios:

  1. Se despertó sudando. Un ligero temblor en su cuerpo denotaba que había dejado atrás sueño angustioso. Bajó de la cama. Con pasos titubeantes, caminó despacio hasta la cocina, en penumbra. Si haber encendido ninguna de las luces alcanzó a sacar de la alacena un vaso de vidrio, lo llenó de agua bajo el grifo después de dejar unos segundos que el chorro corriera libremente. En la cama quedaba aun sumida en sueño la joven morena que había conocido la tarde anterior. El viento soplaba sin tregua por entre el ramaje del jardín. Los cristales vibraban al unisono con su cuerpo trémulo. Bebió un trago del fresco liquido escanciado. La luz de un relámpago dejó ver tras los cristales como las plantas en el jardín eran fustigadas por el aire furibundo. A los pocos segundos el tamizado rugir de un trueno. Quedó algo extasiado por esa inesperada tormenta. Fue cuando alzó de nuevo el vaso hasta sus labios para disfrutar de un nuevo trago que un nuevo rayo, algo más cercano, alumbró nuevamente el exterior tras los cristales. Fue apenas un segundo, o menos, un mero fragmento, pero supo que no había sido una visión. Bajo el tupido naranjo junto a la entrada se refugiaba un hombre vestido de oscuro, quizás un grueso abrigo negro o un chubasquero, con toda seguridad empapado como su larga cabellera y frondosa barba. Pero eso en verdad era pura intuición pues, en tan corto fragmento de luz, solo pudo distinguir con nitidez los dos puntos donde el rayo quiso reflejarse, en cuchillo frío en su mano y sus ojos inyectados en odio. Segundos después un trueno algo mas aparatoso y cercano volvió a tambalear los llorosos cristales de la ventana. En el dormitorio, bajo el calor confortable del edredón, dormía impávida la joven morena que sedujera la tarde anterior.

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  2. Le dije, tan solo, acércate a la flor y mira la cámara. Quizás también dijera que su cabello oscuro levantaba pasión. Soy modesto, educado. Ella, recatada, no quiso mostrar su mirada. Para mí hubiera sido el éxtasis. Morena, ojos negros, timidez en sus palabras. Me conformo con saber que estuvo cerca, que no fue un sueño, que mis ojos supieron de la confabulada belleza. Fue un instante, solo un instante que era mío, me pertenece. Es mas fácil ser poeta con regalos como el suyo.

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Antes de nada: gracias.