Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

viernes, 11 de enero de 2013

QUIZÁS UN SUEÑO... EL TRIGÉSIMO NOVENO...




Un sueño escrito quizás en penitencia…

Un aria inacabada en la que el lamento de la soprano, con su voz  serena,  invita a la confesión.

¿Expiarás tus penas portando un hábito, una túnica que te señale para lograr el sosiego y la compasión?

En este solo,  te regalo un purgatorio teñido de violeta, el ayuno para las almas que no dejaron de alimentarse de dolor.

Pero no esperes encontrarme allí porque yo ya pagué mi precio y no me avergüenza reconocerlo. Mi arrepentimiento fue sincero.

En mi tormento no hubo castigo y mi melodía, al final, llena de piedad,  se perdió en un viento que recorrió campos silvestres en los que la lavanda crecía libre.

Viendo como se alejaba aquella brisa,  supe que  mi romanza había logrado el perdón.

Hubo un tiempo de sueños en los que mi juventud me condenó. Hoy, anhelo esos campos y los pecados de mi inocencia...

3 comentarios:

  1. Bueno, muy bueno... mis abrazos.

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  2. Que bello leerte como siempre precioso
    un beso corazon

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  3. ¿Escrito siendo penitente?
    Un Aria, inacabada. Voz de soprano, serena, de lamento inconcluso, confiesa: ¿Expiarán las culpas el hábito, el manto pesado, que todos han de señalar? En mi purgatorio exhalo un soliloquio mudo, exhausta mi voz, para aquellos que no conocieron dolor en sus mañanas. No cabe el arrepentimiento, si el dolor. Hubo arrepentimientos, sinceros. Pero no esperes encontrarme postrada.
    Un suave viento perfumado de fresca lavanda barre las calles salpicadas de lágrimas.
    .
    ..
    ...

    Un escrito genial que yo me atrevo a plagiar.

    Mil BESOTES.

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Antes de nada: gracias.