Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 24 de enero de 2013

QUIZÁS UN SUEÑO... EL CUATRIGESIMO CUARTO...




En mi sueño soy capaz de deshacer cielos cubiertos de grises.

No es algo difícil para alguien que una vez permitió que la más terrible tormenta estallara en su interior.

Sí, en mi gran hazaña, me convertí en un terrible y feroz leviatán y di rienda suelta a toda la ira que albergaba mi mente.

¿Un delirio? Es posible,  pero en mi arrebato no temí el castigo.

Hoy el cielo me teme pues con mi grito me gane su respeto.

¿Una locura? Es posible porque mi rabia no entendió de razones.

Hoy el cielo me teme porque no existe piedad para los que una vez sintieron tal despecho.

¿Una blasfemia? Es posible ya que perdí el respeto por lo que creía y me convertí en hereje provocando a la deshonra.

Hoy el cielo me teme porque ya no sabe qué hacer conmigo… Y en mi sueño soy capaz de deshacerle porque a estas alturas ya deberías saber que cuando sueño y no sueño,  sucede todo como yo quiero…    

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