Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 31 de enero de 2013

QUIZÁS UN SUEÑO... EL CUATRIGESIMO NOVENO...



En este sueño un ángel recuperó sus alas inmaculadas para morir bajo mis destellos.

¿Yo? Yo era la luna y su muerte.

A ver cómo era…

“Caminaba silenciosamente atravesando  noches vacías. Su alma estaba dormida.”

Pero mejor no… Porque esa historia ya la he contado en muchos sueños y mis palabras la conocen tan bien que son capaces de escribirla solas cuando de verdad duermo.

¿Otro sueño?

En éste, un campesino una noche abrió de nuevo las ventanas para contemplarla como entonces y llenarse de su luz.

¿Yo? Yo quería matar al campesino.

A ver cómo era…

“Y le suplico que le llevara con ella porque no podía vivir así.”


He soñado tanto con la luna, he escrito tanto de ella que aquellos cuentos que le dediqué han comenzado a brillar, a pesar de mis intentos por cubrirlos de oscuridad.

Quizás como dije una vez nunca la luna fue tan oscura, pues no dejó de ser luna… Y hoy mis sueños son otros.

ES LO QUE TIENE SOÑAR…

ES LO QUE TIENE VIVIR…

En este sueño un ángel recupero sus alas y de nuevo se alzó en un vuelo en el que la luna le regaló su más puro resplandor…

ES LO QUE TIENE ESCRIBIR… SIEMPRE HAY TIEMPO PARA QUE LA VIDA TE ENSEÑÉ A CAMBIAR LOS FINALES.

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