Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

miércoles, 23 de enero de 2013

QUIZÁS UN SUEÑO... EL CUATRIGESIMO TERCERO...




Sólo  humo…

En mis sueños, a veces,  siento que floto con él, que acaricia mis curvas deshaciéndolas, dejándolas vacías, llenándolas.

Disimulando mis cicatrices soy capaz de mecerme al compás de su respiración y me convierto en aliento permitiendo que mis palabras roben el suyo.

Sólo humo…

Le respiro y el vacío deja de importarme porque dentro de mí, sintiendo como me inunda, todo me da igual.

Hoy dejé de ser yo  porque al final el silencio  se posó en mis labios y en su última inhalación consiguió que  me desvaneciera por completo.

Una mentira y tras esa cortina sigo soñando.

Sólo humo…

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