Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

viernes, 25 de enero de 2013

QUIZÁS UN SUEÑO... EL CUATRIGESIMO SEXTO...




En esta noche no habrá verdugos que vistan de blanco y como entonces te entregaré mi sueño permitiendo que la suavidad de un resplandor nos alcance.

No trataré de llenar vacíos con palabras y el silencio más perfecto será testigo de mi verdad, pues el fantasma quedó ya  encerrado en un cuento y en este día no nos molestarán sus sombras.

He hablado tanto del silencio… que aunque te cueste creerlo, al final me ha concedido su bondad.

Y mientras sueño, sencillamente me encontrarás tratando de detener tiempos, portando sosiego junto a tu ventana.

Ni siquiera el viento quebrará este anhelo pues la tormenta, ayer,  se deshizo de él.

Y mientras sueño…

Y mientras sueño… SERÉ YO y no importará que la oscuridad aguarde por mí. Siempre lo hace y esta vez no huiré porque en este anochecer mi piel, sin miedo, desprenderá destellos de luciérnagas.

 ¿Lo recuerdas?

1 comentario:

Antes de nada: gracias.