Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

lunes, 30 de julio de 2012

QUIZÁS UN SUEÑO... EL VIGÉSIMO OCTAVO...






A veces mis sueños no están tan lejos de lo que siento…

Y si bien he soñado con ser de barro, dejándome llevar por unas manos que moldearan mi cuerpo suavemente, no he dejado de respirar la tierra y hacerla mía sin dueño.

Siempre sueño descalza sin importarme el tiempo y moldeo mi propio barro embadurnando con él mi pecho, sin importar que mis manos se ensucien, pues hasta llenas de tierra,  escriben mis cuentos.

No, a veces mis sueños no están tan lejos de lo que siento…

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