Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

viernes, 8 de febrero de 2013

¿TODAVÍA EXISTEN MUJERES ROMÁNTICAS? POR SUPUESTO. LA VERDADERA HISTORIA DE UNA MUJER ROMÁNTICA.



Vale lo confieso, soy una romántica y no me avergüenza decirlo. ¿Qué hay de malo en ello?

Al parecer bastante, porque a estas alturas del cuento parece que ser una soñadora del amor verdadero para algunos hombres es algo malo. Incluso se asustan. En serio, se asustan. Quizás sea porque a las que pertenecemos a esta especie, nuestra sensibilidad y calidez y el creer que todo es posible nos hace pasar de ser princesas a ser brujas…

¿Yo? Yo crecí leyendo libros de Jane Austen. O sea que soy de lo peorcito, aunque ahora cuando conozco a algún hombre trato de omitir este detalle. Vale,  tampoco les digo que me encantan las películas de amor, con final feliz, eso sí y que escucho a Pablo alboran.

¿Por qué? Porque se asustan…

Soy tan romántica… Pero eso sí, con un toque progre. No espero que me regalen flores, ni bombones, ni perfumes, ni joyas… Los regalo yo. También suelo ser de esas que prepara cenas románticas a la luz de las velas o elige el lugar más maravilloso para pasar un fin de semana. Ah y que no se me olvide, también soy de las que manda muchísimos mensajes…

Sí, desde luego que soy una romántica progre que ha aprendido que a veces, el romanticismo hay que forzarlo un poco. Porque es verdad que si tengo que esperar a que sea él, a veces lo llevo claro.

¿Ha parecido un reproche? No era mi intención porque sí que hay hombres que te dicen eso de “LO PEOR QUE TE PUEDE PASAR CONMIGO ES QUE TE REGALE FLORES” y claro tú piensas que lo peor será el amor y caes como una gilipollas. Y claro que te regalan flores pero muchos no lo hacen con fines tan idílicos.

Una vez, en mi romanticismo, encontré el príncipe con el que toda mujer soñaba. Bueno no sé si toda, toda, pero yo, seguro, Guapo, alto, culto, con una buena posición social, de conversación y trato educado, un príncipe en toda regla, de esos que no esperan a que tú tengas la iniciativa y te agasajan con poemas, con flores y cenas románticas.

Un cuento maravilloso pero en el que los dos vimos finales diferentes. Yo quería el de “… y vivieron felices y comieron perdices” y él el de  “… yo prefiero comerte a ti y que me comas, sobre todo que me comas porque la felicidad hoy en día está demasiado valorada”.

Qué desastre de cuento…

Fue casi a punto de terminar nuestro idilio. Era viernes y me invitó al cine. “Atracción Fatal” así se llamaba la película. Al terminar,  fuimos a cenar y me dijo algo así como que todas las mujeres que se enamoran demasiado acaban convirtiéndose en Glenn Close.

¿Así nos veía él? ¿Cómo esa loca?

Creo que en ese momento perdí todo el romanticismo de mi vida y una mala leche increíble comenzó a apoderarse de mí. Sí se fue a la mierda todo mi austinismo..

La verdad es que hay que reconocer el momento exacto y la situación exacta en la que se puede o no decir algo. Él, sin duda no pensó en cómo aquello podría afectarme y tampoco se dio cuenta que en ese instante yo sujetaba el cuchillo y el tenedor, tratando de cortar mi entrecot.

Porque… No, queridos, una mujer no se convierte en Glenn Close cuando un hombre nos desaira de esa manera. No, no, no… Glenn Close puede parecer una hermanita de la caridad si ese hombre mata todo el romanticismo que ese hombre la ha inspirado… Y ella no acaba en la bañera muerta, ella al final se da una buena ducha, tratando de eliminar los restos de una relación.

Sí, nuestro idilio tuvo un final trágico, pero muchas de las mejores historias de amor tienen ese final…

Ahora he recuperado de nuevo mi romanticismo, aunque va por otras líneas, pero sí… A PESAR DE TODO, SIGO SIENDO UNA ROMÁNTICA.

4 comentarios:

  1. Pringá, que no dejas de ser una pringá. Romanticismo decimonónico. Vale, que la fea de la clase tenga fantasías, me lo puedo creer. Pero tú, que has roto mas de un tacón en las pistas de baile. Príncipe azul. ¿En que mundo vives? Si los pibones de ahora solo se acercan a los macarrillas de coches tuneaos a comerse un BigMac con CocaCola de grifo. Sin luz de velas, ni musica de violines, ni un triste jarrón con dos claveles adornando la mesa. Engullendo la comida con las manos para luego irse a la pista a perrear. A ver si te enteras. Este tiempo que vivimos no es ni romántico, ni realista, ni siquiera hipersurrealista,... Es un constante Performance donde el que sabe y quiere se monta su escenario como puede y quiere.

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  2. buenoooooooooooooooo, buenooooooooooooo

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  3. Escuchar a Pablo Alborán y ser una romantica esla esencia, pero debemos ser realistas, si no es así caeremos siempre.

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  4. ¿Mi consejo "experto"?ues que hombre se enamore mas que la mujer...SIEMPRE..SI NO...
    jamas he conocido finales felies cuando es al revès...solo los muy escasos de las almas gemelas...que ya tambien escasean...

    mi saludos

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Antes de nada: gracias.