Sin duda su paso por mi vida fue
realmente importante. Fue toda una sorpresa, pues a fecha de hoy puedo afirmar
que sin duda, es el hombre más sincero que he conocido.
Sí, ya sé que dicen que es un tópico
aquello de que los hombres siempre mienten, pero después de mis experiencias
con ellos y antes de conocerle a él, yo era de las personas que lo creía
firmemente. Ahora, no tanto.
Recuerdo el día que por fin quedamos
los dos solos después de meses de tonteo en la oficina. A mí me gustaba y
aunque no sabía qué pasaría entre nosotros, no pude evitar imaginar que por
supuesto, sería algo bonito (llamadme romántica si queréis).
Por eso no es de extrañar que se me
quedara una cara de idiota tremenda cuando después de magrearnos, sin ningún
pudor en el bar más oscuro que encontramos, se detuvo y me dijo…
“Mira quiero ser sincero contigo. Lo
único que te ofrezco es mi amistad y mi pene.”
Sí, dijo pene.
Durante unos minutos no supe qué
decir. Mis ojos miraban los suyos y ebria de tanto beso, pues eso que no le
creí.
Estuvimos viéndonos durante meses y
yo ya me veía a mi misma con el vestido blanco andando con paso firme y
enamorado hacia un altar donde él me esperaba por supuesto, loquito por mí.
¿Nada es para siempre? Otro tópico. Pues parece
que sí porque al poco tiempo fui consciente de cómo todo cambiaba. Aunque él
seguía hablándome y comportándose bien conmigo nuestros encuentros fueron
disminuyendo.
Dispuesta a saber qué iba a pasar
entre nosotros y ante los rumores en la oficina de que andaba con otra
compañera, quedé con él en mi casa para que hablásemos.
“Ya te lo dije. Sólo te ofrecí mi
amistad y mi pene”.
Y claro después de escucharle, no pude
evitar preguntarle ¿Y tu pene? ¿Qué pasa con tu pene?
Sí dije pene.
Ya os lo he dicho, sin duda creo que
es el hombre más sincero que he conocido.
Al final no mintió. Él me ofreció su
amistad y su pene.
Nuestra amistad… Aunque ahora anda
algo enfadado conmigo, sé que cumplirá su palabra y será siempre mi amigo.
Y en cuanto a su pene… Él me lo ofreció a mí y yo lo tomé. Sí que lo
tomé. Quizás cuando salga de aquí le diga por fin donde lo enterré…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Antes de nada: gracias.