Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 7 de febrero de 2013

¿EL AMOR ES DE COLOR ROSA? LA VERDADERA HISTORIA DE PINK GIRL.



No sé a quién coño se le ocurrió inventarse esta frase tan genial, pero aún recuerdo cuando siendo niña se la escuché decir a una compañera del colegio y un terrible escalofrío recorrió toda mi espalda porque si algo tenía claro a los diez años es que YO ODIABA EL COLOR ROSA.

Y la culpa de ello la tenía mi madre. Ya sabéis que siempre hay que culpabilizar a alguien y hasta los siquiatras acaban muchas veces señalándoles como responsables de muchos traumas. Pero sí, en mi caso estaba claro, ella tenía la culpa con esa manía de comprarme siempre vestidos rositas con puntillitas y lacitos, mientras a mis hermanos se les permitía vestir como les daba la gana.

¿Yo? Hasta las bragas y los calcetines los llevaba rosas; los pijamas, las sábanas, las toallas, el cepillo de dientes… Parecía un repollo, pero de color rosa, lo que aún lo hacía parecer más esperpéntico. No me extraña que la gente se burlara de mi, sobre todo los niños que ya sabéis que muchos pueden llegar a ser muy crueles y a mí en su crueldad me llamaban la princesita de rosa. Las gafas tampoco ayudaban mucho.

Por eso cuando escuche esa frase me dije a mi misma “hasta que no le cambien el color al amor, yo paso de él”.

Qué inocente era…

Dicen que no hay mal que cien años dure y yo a los quince logré  imponer un color en mi vida: el negro. Sí, fui una precursora del movimiento gótico.

Reconozco que a mis padres les costó un poco aceptarlo, sobre todo a mi madre que hasta tendía dentro de casa mi ropa interior para evitar, supongo, escandalizar a la comunidad vecinal (eso o para que no pensaran que trabajaba en una funeraria).

¿Sabéis? Al final terminé trabajando en una funeraria. Sí, también podéis llamarme gótica rebelde, aunque entonces mucha gente me llamaba rara (demasiada gente).

Fue precisamente cuando comencé a trabajar allí que encontré el amor de mi vida. Hasta entonces,  había logrado escapar de él y de toda la cursilería que le rodeaba. Porque a pesar de mi apariencia que a muchos parecía asustar, sí que me habían pretendido chicos pero en cuanto se acercaban a mí y comenzaban su conquista basada en frases tipo “eres una princesa”, “te daré la luna si tú quieres” “eres un bombón” “yo te cambiaré y te haré feliz” no sé por qué pero comenzaba a verles de color rosa y terminaba alejándolos de mí. Bueno hubo alguno que consiguió pasar de la fase de las frases empalagosas, pero ese se presentó un día a buscarme ramo de flores en mano y le eché. Y es que yo no quería cambiar, me había costado mucho escapar de aquel color.

Pero  le vi y  lo supe.

Mi amor fue verdadero pero solo duró unas horas porque él sin duda estaba de paso, así que   tratamos de aprovechar al máximo con un dramatismo tipo “romeo y Julieta” el poco tiempo que tuvimos.

Él era diferente. Creo que ni siquiera se fijo en mi apariencia.

Recuerdo que en nuestro encuentro yo no pude parar de hablar. Le conté todo de mí y él escuchaba tan atento cada una de mis palabras… Ni siquiera trató de cambiarme, ni de venderme algo que no se sabe si con el tiempo durará. No, simplemente compartimos instantes olvidándonos de todos los tópicos que rodean al amor.

Pasadas unas horas entendí el verdadero significado de esa frase. No era por el color, sino por lo que simbolizaba aquel color.

Mi amor fue puro, inocente y sincero. Pero duró tampoco…

Logré entender por fin porque todos aspiraban a sentir algo así en sus vidas y cuando yo lo sentí en la mía supe que no podría renunciar a él.

Ahora visto siempre de rosa, hasta el pelo me lo he teñido de ese color y aunque a veces le echo de menos y le visito en el cementerio ahora sé que algún día encontraré otro amor igual de bueno pero con alguien que no me deje tan pronto y que el color de mi cabello no le importe.

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