Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 22 de marzo de 2012

STRIPTEASE



Cómo es posible que una mujer esté siempre dispuesta a experimentar cosas nuevas, a disfrutar del sexo como una fuente inagotable de sensaciones y que sienta ciertos reparos cuando un hombre le pide convertirse en observador de su desnudo ¿Temor al ridículo? ¿Pánico escénico? ¿Inseguridad?

En varias ocasiones lo habíamos hablado. Yo sabía que era una de tus fantasías pero la verdad es que no me la tomé al principio muy en serio.

Una noche, en mi casa, pusimos algo de música. Yo estaba sentada en el sofá y de pronto al ritmo de una canción comenzaste a desnudarte para mí. No pude evitar empezar a reír cuando te quitaste la camiseta y te desabrochaste los pantalones. Es que nunca antes alguien había hecho un striptease solo para mí. Pero cuando te quedaste en calzoncillos, mientras no dejabas de moverte, aquella situación empezó a parecerme muy excitante y cuando no te quedó ninguna prenda más de la que desprenderse…

Aquella noche no estuvo nada mal aunque supe que me habías lanzado de nuevo tu guante. ¿Lo recogería esta vez? ¿Aceptaría el desafío?

Por supuesto…

Quizás tendría que haber sido algo espontáneo pero no pude evitar planear algunos detalles de cómo lo haría. Y aunque reconocí que el resultado final no me haría parecerme a Kim Basinger o a Demi Moore, no desistí. Primero, elegí la música; tenía que ser sensual, íntima,  para acompañarla de un baile de movimientos lentos, suaves; después  seleccioné la ropa, lencería negra, sin la menor duda,  falda, camisa y zapatos de tacón;  los más altos.

Sí. Tal vez debí haber ensayado algo,  pero más o menos sabía lo que iba a hacer y conocía a la perfección aquella pieza y sus cambios de ritmo.

Ni siquiera te avisé de cuándo lo haría; de nuevo fue en mi casa y después de tomarnos unas copas mientras veíamos una película, me levanté del sofá y apagué el televisor. 

Frente al equipo de música respiré hondo y decidí que me dejaría llevar por el compás y por el ambiente discreto de la luz de esa velas que siempre nos acompañan.

Comenzó la melodía y de espaldas a ti empecé a mover las caderas lentamente.

Apenas habían transcurrido unos pocos segundos y al girarme para contemplarte, descubrí en tus ojos la certeza de lo que iba a suceder. Cerré los míos un instante, no por vergüenza, sino porque quería deshacerme con aquel ritmo, fundirme con él y convertirme en deseo. No fue difícil pues saber que estabas ahí, observando, consiguió excitarme más de lo que había imaginado.

Sin dejar de contonearme suavemente, moví mis manos hacia mi cuello y las deslicé hacia mi vientre comenzando a desabrochar los botones de mi blusa,  poco a poco. Eran siete y de abajo hacia arriba fui soltándolos, suavemente. Cuando llegue al último, liberé mis manos y el baile hizo el resto. Ya lo dije, lencería negra.

De nuevo me giré y te ofrecí mi espalda mientras mis manos liberaban la prenda arrojándola lejos.

Otro giro sensual y acercándome a ti,  mis dedos empezaron a jugar con la cremallera de la falda. Continuabas sentado, con las piernas abiertas, con una sonrisa que hubiera devorado con mis labios y una mirada que reflejaba la voluntad de tu sexo.

No, no iba nada mal.

Inclinando mi cuerpo hacia adelante para que respiraras el perfume de mi sujetador,  comencé a bajar suavemente la falda por mis muslos, por mis piernas y cuando las sentí en los tobillos, me erguí de nuevo y te miré fijamente.  Un paso, otro  y sentí en tus ojos como deseabas que acabara la música.

De nuevo mi espalda y agachándome entre tus piernas, apoyando mis manos en tus rodillas,  te la ofrecí invitándote a que fueras tú el que desabrocharas el sujetador. Sentí tus manos temblando. Lo lograste fácilmente y levantándome, me giré para liberar mis pechos y que no perdieras ese momento.

Pero no me levanté sola y te sentí pegado a mi piel,  bailando conmigo, mientras tus manos aprisionaban mis pechos.

Pensé que quizás un poco de compañía al final de mi baile, tampoco me haría mal, pero tu aliento en mi cuello,  un beso húmedo en mi hombro mientras tus dedos trataban de deshacer mis pezones con caricias cálidas y perdí el ritmo completamente.

Esta vez fuiste tú el que me giró agarrándome por la cintura. Otro beso en la boca y te quitaste la camiseta. Uno más y fui yo la que empecé a deslizar mis pechos sobre tu torso, sobre tu estomago,  agachándome para arrastrar conmigo tus pantalones. 

Y cuando me alcé para comenzar a jugar con tus calzoncillos, bastante abultados, fuiste tú el que descendió hasta ponerte de rodillas besando los encajes que aún quedaban en mi piel, humedeciéndolos con tu lengua.

Comenzaste a bajar lentamente mis bragas y la melodía se fue apagando. Ya no importaba y subiendo mi pierna, totalmente excitada, clavando el tacón en el sofá, recibí mi recompensa por el baile.

No, aquella noche tampoco estuvo nada mal.

 ¿Quién podría pensar en reparos, en prejuicios,  si el premio final era aquel?

5 comentarios:

  1. Buenisimo....me encanto.

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  2. a estas horas y en la ofi... te vas superando!!!

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  3. niñaaaaa cómo sigas así más de un@ se va a tener que dar una duchita fresquitaaa...jajjajajaja
    me hubiera gustado escuchar la música que pusite...

    Un besazooo, me encantooo!!!

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  4. Lovage es perfecto para tu relato, simplemente perfecto.

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  5. Desde aquí hago voz propia a la de muchos otros que no se atreven.

    ¡Exigimos el vídeo ilustrativo de este sensual relato!

    En caso negativo que sepas que nuestras imaginaciones aun siguen el ritmo de la música y el contorneo sensual, como una droga tarda en disipar sus efectos tras su inhalación, así tu relato deja la necesidad imperiosa de recolocar las costuras de nuestra ropa interior.

    Excelente y atrevida serie. ¡ FELICITACIONES !

    BESOTE

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Antes de nada: gracias.