Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

martes, 13 de marzo de 2012

LOS RELATOS DEL FUEGO 12. LA VERDAD SOBRE EL ANGEL DE FUEGO...




Un día el fuego, orgulloso, se cansó de oír las voces de aquellos que habían olvidado lo esencial que era su calor y no dejaban de repetir que la vida se extinguía en él.

Podía admitir que el viento era su soplo, su inspiración; que el agua era su esencia transparente y pura; y que la tierra era el lugar perfecto para que la vida relatara hazañas.

Tantas veces lo había escuchado reprimiendo su furia que poco a poco fue trazando un plan. Cada vez que alguien encendía una hoguera o prendía una cerilla robaba un latido, un aliento de quien lo contemplaba y cuando por fin reunió los suficientes creó un ser, un ángel de fuego…

Pero no pensó que aquella criatura en su soledad silenciosa encontraría su propia alma y que decidiría hacerla arder entre las mismas llamas que le habían dado la vida.

Vida y muerte en ti se encierran. Lo demás es pasión que quema, que arde,  que por momentos regala pálpitos y por momentos los arrebata.

Así es el fuego que yo he visto y por eso tu ángel no encontró mejor lugar para vivir y morir.

¿Lo recordáis? Fue el primero de mis fuegos…

Hasta el fuego encierra lagrimas.

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