Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

viernes, 30 de marzo de 2012

PECADO EN VIERNES DE CUARESMA





Nunca he sido muy prácticamente, la verdad. Y sí lo confieso, en más de una ocasión he pecado.

Fue un viernes de cuaresma y se puede decir que aquella noche nos portamos muy bien viendo la película.  Apenas nos provocamos, no por motivos religiosos, sino quizás porque el argumento nos enganchó a los dos desde el principio. Era uno de esos films de intriga que consiguen tenerte pendiente desde el primer minuto.

Al terminar, me ofreciste tu mano para conducirme a la habitación y al levantarme del sofá, me pegaste tan fuerte a ti,  para darme un beso de esos que anuncian lo que está a punto de pasar que, de nuevo, lo lograste.

Sí, contigo casi siempre es así, haces que se despierte el deseo de una forma rápida y ya no hay forma de controlarlo.

Tentación…

Claro que me moría por encontrarme desnuda contigo entre mis sabanas, pero cuando vi que ibas a comenzar a desvestirte lo pensé mejor y te propuse hacerlo yo.

De píe, frente a la cama, te besé mordiéndote los labios, gritándote con mi lengua empapada las ganas que tenía.  Agarré tu camiseta, te la quité y cuando sentí que tus manos iban a sujetar mi cadera,  me separé y me puse detrás de ti.

Te pedí que no te giraras y fui yo la que se desprendió de la ropa rápidamente. Tampoco había mucho que quitar, un vestido, el sujetador y las bragas. Creo que tardé apenas unos quince o veinte segundos.

Completamente desnuda, te acaricié la espalda con mis manos, mientras la punta de mi lengua la hacía suya con pequeños besos.

Respiré sobre tu cuello y me pegué a ti para que sintieras el leve roce de mis pechos.  Sé que eso te vuelve loco y aunque trataste de resistirte girando tu cabeza, intentando atrapar con tu boca mi lengua, todavía no había llegado el momento.

Aún detrás de ti, te rodeé con mis brazos y mis manos se posaron en tu vientre introduciéndose en tu ropa, encontrándose tu sexo firme, palpitando, lleno de hambre, caliente…

Me ayudaste a quitarte los pantalones y entonces me puse de nuevo frente a ti. Me acerqué aun más y te besé entregándote mi lengua excitada al tiempo que mis manos comenzaban a bajarte los calzoncillos. Deslizarlos con mis dedos suavemente, sintiendo como tratabas de capturar otra vez mi boca,  fue excitante. Cuando por fin te liberé de ellos pude contemplarte de principio a fin erguido, esperándome.

Lo reconozco, hubiera metido tu sexo en mi interior en ese mismo momento, pero una vez más decidí seguir con el juego. Mirándote a los ojos, sin besarte esta vez, empecé a acariciarle con la palma de mi mano.  En mi diablura, durante unos instantes, acerque mis dedos a los labios y humedeciéndolos con mi lengua volví a colocarlos pero esta vez sobre tu parte más rosada. 

Sentí tu vientre contraerse y decidí sujetarlo con más fuerza y deslizar mi mano de arriba hacia abajo…

Me excitaba cada vez más simplemente sabiendo como me mirabas y con esa excitación le liberé y comencé a descender apoyada en tus caderas, besando tu torso, tu vientre.

Completamente postrada ante ti regalé mi aliento y una leve caricia de mis labios a tus ingles. Tu respiración iba en aumento, tus manos apretaban mis hombros y tus uñas trataban de arañar mi piel cuando percibiste mi respiración sobre tu sexo. Padecí la necesidad de besarlo, de cubrirlo con la humedad de mi boca, de envolverlo en mi saliva y que mi lengua le arropara, extendiéndose, para saborearte plenamente.

¿Qué importaba que fuera viernes de cuaresma?

Y sí, te degusté lentamente mientras mi mano de nuevo aferrada comenzaba a moverlo lentamente al ritmo de mi lengua.

Notar que el calor de mi boca te arrancaba las primeras gotas de tu esencia dulce y salada hizo que me excitara más, que mi mano se moviera más deprisa y que mi boca acompañándola tratara de llenarse completamente de ti, absorbiéndote, presionando con mis labios…

Sé que lo hubiera logrado. Tus palpitaciones te delataron, pero creo que en el fondo eres más creyente que yo e imponiéndote a mí y a tu credo me prohibiste que pecara más alzándome del suelo y cogiéndome por la cintura…

¿La penitencia? Sentirte dentro…

No, no es tan malo pecar de vez en cuando.

4 comentarios:

  1. tentaciones para morir ardiendo en cada pecado

    un placer leerte!!

    Besos mil pecadora!!

    ResponderEliminar
  2. Antes que retumbaran los tambores, antes del conciso frasear de las trompetas, que tu cuerpo fuera designio de un pecado irremediable, antes, mucho antes, tenía yo el pan en leche bañado en canela, el tiempo como designio, mi cama ahuecada, en espera. Ahora te tengo, el almíbar humea, el viento añora sus huecos oscuros, y tiemblo al mirar tu cuerpo obediente al sueño que te aloja. Yo observo. Pido a Dios que si despiertas no quieras ser penitente.

    BESOTE

    ResponderEliminar
  3. Cuanto tiempo sin leerte Ana,mi ausencia quedo atras he vuelto y espero estar mucho tiempo con vosotros.No se si me recordaras soy Gara de El jardin de la Nostalgia.

    Quiero invitarte a mi blog q recien acaba de nacer, espero q te guste y q te quedes.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Veo que te has tomado un descanso, es mi momento, el de una crítica objetiva desde mi parecer.

    En primer lugar he de felicitarte por tu atrevimiento, una serie de relatos eróticos que yo calificaría de algo más subido de tono, me hubieran gustado más sutiles y evocadores, menos explícitos en la parte sexual, con mas juego en las atmósferas y detalles en los encadenamientos culminantes en el desahogo de los deseos, instintos, ... Eso entiendo yo por erotismo.

    Por otra parte me pareció que utilizas en esta serie tu manera natural de narrar, la que te facilita dejar escrito párrafos tras otro sin ninguna dificultad, pues, de lo mucho que conozco de tus escritos, casi todos, eres única a la hora de escribir sobre lo cotidiano e inmediato, sabedora sin par de intercalar, si fuera pertinente, rasgos de humor o de tintes mas dramáticos u oscuros.

    Te diré que algunos de esos textos, motivados a leer los tuyos, luego los fui ampliando pues eran, son embriones de relatos para mí dignos de seguir trabajando...

    Pos esos 'carita' de queso.

    Que mi amistad es estrecha y tu trabajo meritorio. Que no me tomes a mal mis críticas sinceras y que para mi eres fuente de inspiración, motivo para no dejar de escribir aunque no publique...

    BESOTE INMENSO

    Con eso quiero decirte, que tu serie es brillante en ejecución pero, siempre desde mi parecer, pobre en lo artístico.

    Quiero pensar y espero de ti que esta experiencia, indudablemente conseguida en tus propósitos, sea tan solo un ensayo para relatos mas conforme a la capacidad que atesoras.

    Aprovecho para disculparme de mis textos que utilizo en tu hueco para comentarios, a veces afines a los tuyos otras veces en contrapunto o contratiempo, pero siempre motivados por la lectura de lo que dejas escrito. Eso la sabes, me consta. Que mis lecturas de tu blog desempolva mi pluma es irremediable, pues hay algo que me ata a tu amistad y trabajo, siempre, cada palabra tuya es como mía, como tuyas son las que consigues que escriba aun con mucho arrepentimiento cuando ya enviadas, en espera del visto bueno, me surgen las dudas es si mi texto, corto o largo, es congruente.

    ResponderEliminar

Antes de nada: gracias.