Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

lunes, 6 de febrero de 2012

LOS RELATOS DE LA TIERRA 8. LA INSPIRACIÓN DEL ÁRBOL


(cuadro de Jose Perona.)


“Levantarse todos los días siendo libre no tiene precio”

Erase una vez un hombre que tenía un extraño don. Cada vez que sentía su tierra bajo los píes y pensaba en ella, con su espíritu de poeta, se transformaba en árbol; un árbol grande con un tronco firme, resistente y una corteza curtida por el sol, también por la luna y sobre todo por la vida; un árbol frondoso en el que anidaban hermosos pájaros que aparecían sin más,  quizás escapados de algún cuadro, con un canto silencioso.

Lo curioso es que la gente que le conocía no se sorprendía de ello, es más les parecía algo normal pues en esa tierra libre él era un artista, un escritor capaz de pintar amanecer con sus palabras;  un pintor que derramaba las más hermosas poesías en sus lienzos inacabados.

 (Conservaré siempre aquellos poemas vertidos en mis paredes blancas).

Pero lo que pocos sabían es que, bajo aquella apariencia,  él era feliz pues podía percibir como la brisa suave y fresca mecía sus ramas.

El viento una vez descubrió el alma frágil y delicada que se escondía en su interior. Una tarde de sol templado le escuchó reír y no porque tuviera miedo de sus sombras  y aquel mismo día, al llegar la noche, veneró su silencio ante el “llanto vestido de luna castrando el cielo”.

Apreciando como sus ramas eran acunadas por aquel fiel amigo, aquel hombre, aquel árbol, era capaz de crear, de hacerse infinito…

Una mañana aquel hombre se despertó y como tantas otras se dispuso a su transformación. Lo intentó  pero por alguna extraña razón no pudo lograrlo.

Pasaron días, semanas y la preocupación se apoderó de él al verse incapaz de respirar como un árbol. Incluso la gente que le conocía se extrañó pues pasaba el tiempo y el artista no mostraba  ningún poema ni ningún cuadro nuevo.

Hasta que por fin, en uno de sus silencios, se percató de que era el viento el que le había abandonado.

Erase una vez un hombre que cambió por un tiempo su extraño don.  Y cada vez que sentía su tierra bajo los píes y pensaba en ella, con su espíritu de poeta, se transformaba en brisa…



Mi querido José Perona, me faltan palabras para agradecerte la amistad que me has brindado en este corto tiempo…

Hoy eres tú el que has inspirado con tus palabras este relato. Es tuyo, un regalo.

Os podría decir muchas cosas de él,  que es un poeta, que es un pintor, pero si no os dijera lo buena gente que es no me sentiría a gusto con mi conciencia ni con mi corazón.

Hoy me acompaña y he tomado prestado dos de sus poemas.

Uno, es de su tierra, de ese Linares de la Sierra que tanto ama y que espero que algún día me enseñe  para aprender a respirar ese silencio…


Linares de la Sierra,
siempre acudo a ti buscando
silencio, el verde, aire limpio y joven.
En ti, dejo mis miedos y mis sombras.
Cuánto añoro la libertad que me confieres,
el verde de tus campos,
el reencuentro con mis sueños,
el crepitar de tu sierra,
el silencio,
el aire,
la lluvia de tu cielo,
y, como no, la humildad de sus gentes. (José perona)


El otro, no encuentro palabras para describirlo, imágenes que casi abofetean en cada uno de sus versos y que hoy, a punto de terminar mi relato, descubrí. No, yo no podría enterrar tus palabras.


Cómo curar una herida de decepción
un antídoto para la mentira,
una cruz para la conciencia
una tierra para enterrar la palabra,
una memoria para ocultar el olvido
un eco para una voz muda,
un columpio para mecer los recuerdos,
un lugar para refugiarse... (Jose Perona)


Muchas gracias, mi querido amigo...












3 comentarios:

  1. no tengo palabras para agradecerte este regalo, tengo un nudo en la garganta imposible de desanudar querida. un relato exquisito y muy acertado, sin conocerme a fondo has plasmado muy bien los sentimientos de este árbol, gracias, gracias, gracias y mil gracias por este regalazo. que los ángeles te guien en tu vida y en tu escritura... gracias.

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  2. Soy Eva, la mujer de Jose. Quería agradecerte desde aquí el precioso relato que le has escrito a mi marido. Es realmente bello y enternecedor. Es uno de los relatos que más me ha gustado en mucho tiempo. Escribes realmente bien. Mi enhorabuena y, gracias.

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  3. Mis queridos amigos, si es que ha sido un lujazo escribirlo. Tengo que agradeceros tanto...

    Encontrar gente auténtica, de las que llegan, sinceras, transparentes... no tiene precio.

    Soy yo la que está orgullosa, la que debería dar las gracias por tanto...

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Antes de nada: gracias.