Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

miércoles, 15 de febrero de 2012

LOS RELATOS DEL FUEGO 1. CUÉNTAME UN CUENTO IV


De nuevo contemplé el fuego y antes de unirme a él y permitir que desatara su furia dentro de mí,  vi en sus llamas un ángel y en mi ingenuidad me dejé cautivar por su mirada cálida.






Erase una vez un ángel que nació desterrado en un fragmento perfecto de oscuridad.

Desconociendo cómo había sido engendrado y quién le había otorgado su existencia, permaneció simplemente inmóvil en aquel lugar vacío.

Nadie le enseñó a respirar ni a volar, pero un día, sin pensarlo, inspiró quizás tomando conciencia de la existencia del tiempo  y en aquella primera respiración sus alas se desplegaron.

Y en su primer vuelo aquel fragmento se hizo infinito…

Tampoco nadie le enseñó a escuchar ni a sentir su propia piel, pero en uno de sus viajes, atravesando aquel espacio, descubrió el viento y percibió como se filtraba entre las plumas delicadas de sus alas frías. Fundiéndose con él, escuchó su voz y ya no pudo silenciar sus pensamientos.

Y en sus primeras palabras quiso descifrar por qué no podía dejar de temblar…

Tampoco nadie le enseñó a caminar, pero en una ocasión confundió el cansancio y descendiendo lentamente, advirtió como sus pies rozaban el suelo. Erguido, dio sus primeros pasos descubriendo la tierra  y se sintió aún más confuso pues sobre aquel espacio ilimitado nada parecía real.

Y en su primer paseo, supo que vivir no podía ser fácil…

Tampoco nadie le enseñó a llorar, ni siquiera a sonreír, pero en una ocasión algo extraño comenzó a golpearle lentamente, suavemente. Aunque padeció aún más frío no supo por qué pero aquella primera lluvia le pareció hermosa. Así, con una sonrisa, descubrió el agua y mojó sus labios en ella.

Y en su primer sorbo fue dolorosamente consciente y a su alrededor todo se llenó de vida, frágil y fugaz.

Nadie le enseñó a ver ni a contemplar lo que había a su alrededor,  hasta que en uno de sus descansos sobre la tierra sintió ante él,  por primera vez,  algo cálido. Sin saber cómo,  sus párpados por fin se sintieron libres. Así, descubrió el fuego y entendió que ese era su hogar.

Y en aquel único instante supo quién era realmente, mientras contemplaba los días y las noches.

Y en aquel único instante comprendió su soledad y su corazón por primera vez empezó a arder sin miedo a morir, pues ya no podría desprenderse de aquel calor.

Y en aquel único instante supo que él custodiaría el fuego, poniendo fin a su dolor y sus alas se engalanaron con llamas, al tiempo que de sus ojos brotaban sus primeras y últimas lágrimas.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Ana, me ha parecido un cuento precioso ;)

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  2. Hola mi cielo muy bella historia
    del angel del fuego
    un beso muy grande

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Antes de nada: gracias.