EL CUENTO Nº 23 DE LA LUNA OSCURA: UN CUENTO PARA EL DIABLO

En nuestro cuento la luna despertó en un bostezo, iluminando todo el cielo con su hastío.

Ni siquiera las estrellas cantaban como en esas noches de brillo. Tampoco las sirenas bailaban buscando su luz. No recibió la llamada del poeta, ni siquiera del pintor. Nadie lloraba, nadie reía, y el amor y el dolor parecían olvidados aquella noche.

Sí, iba a ser una velada larga, y aún así nuestra luna inició su viaje.

Al mismo tiempo, esa noche el diablo despertó también aburrido. Y aunque buscó con esmero, no encontró almas para atormentar.

Jugó con el fuego a quemarse sus barbas, afiló su tridente con la piedra del olvido mientras danzaba, contó y recontó el número de los condenados y aún así ni la nada despertó su interés.

Hasta que la vio a ella por una grieta, y desafiando al tiempo que había impuesto sus normas, decidió subir a la tierra para tentarla, encendido en enormes llamas para atraer su atención.

La luna, por un momento, pensó que el sol se había dormido en aquellas tierras, y en el intento de acercarse a un imposible, se encontró con él.

Y en el crepitar del fuego oyó como el diablo la susurraba provocándola " Luna ¿Quieres jugar conmigo?"

Orgullosa, quiso ignorarle y seguir su camino, pero el diablo elevo tanto su fuego, que al sentir su calor, no pudo evitarlo, y desplegó su más frío halo para protegerse.

Comenzaba el juego y al ver sus llamas contrarrestadas por la hermosa, el diablo incremento su vigor en una carcajada que la provocó más. Y ésta, conteniendo una sonrisa, ante su desafio, aumento su frialdad en el intento de apagarle.

Midieron sus fuerzas en la sorpresa de ambos, El diablo que nunca imaginó la fuerza y rebeldía de la dama de noche, y la luna que, conociéndole, no pensaba que fuera tan osado de atacarla.

Y en la sorpresa de ambos, el deseo, él por doblegarla y ella por resistirse, en un encuentro de fuerzas que duró hasta que el tiempo condenó sus juegos, y la luna tuvo que esconderse esta vez aceptando el reto del diablo, con una sonrisa, de que volverían a medir sus fuerzas.

Muchas noches se encuentran ocupando sus papeles, en los que el diablo no es tan diablo y la luna no es tan oscura. Son noches de retos en los que la magia de ambos es creación, y en su disfrute, más cuentos, pero esos os los contaré otro día.