Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

sábado, 16 de mayo de 2009

EL CUENTO Nº18 DE LA LUNA OSCURA: LA EXCLAVA DEL DESIERTO




Aquella noche despertó la luna oyendo un canto afligido, y conmovida, como siempre, acudió con su perpetua luz hasta el lugar de su fuente.

Viajó a través de la oscuridad a tierras lejanas de océanos de arena, y allí se encontró un palacio rodeado de palmeras. Un pequeño vergel en el desierto alimentado por un rió de aguas cristalinas, que brillaban acompasando la voz de la exclava que se encontraba a sus orillas.

A la luna, nuestra luna, aquella le pareció una canción hermosa, tanto como la belleza de Yaiza, pues así se llamaba la joven.

Su cuerpo, lleno de curvas de deseo y con unos pechos y caderas llamados a la vida.

Su piel, del color de la canela y con su mismo aroma.

Sus cabellos, largos y ondulados, del color de sus ojos.

Y sus ojos, negros como la noche más oscura, e igual de profundos.

En la orilla del río, mientras enjuagaba su cuerpo con el agua y unas flores, cantó la historia de su vida, y de como siendo niña fue alejada de su familia y vendida a ese palacio al servicio de su señora, quien viendo la incipiente belleza de Yaiza, decidió, por celos, encerrarla en sus aposentos, y sólo cuando acudía a los de su marido, permitía que por unas horas la joven pudiera salir de allí.

Y en esas horas acudía al río donde su alma se sentía libre.

Su canción también contaba como una noche mientras se bañaba, se adentró en el río, y desde allí vio como en la orilla un hombre la contemplaba, y al mirar sus ojos, se sintió realmente prisionera.

Pero al salir del agua él ya no estaba. Y no dejaba de preguntarse quién podría ser.

Pasaron muchos días hasta que su señora la dejo nuevamente libre, y ella acudió de nuevo a su río, y al adentrarse de nuevo en las aguas, supo que él estaba allí y quiso hablarle, pero cuando lo intentó él ya no estaba.

Y volvieron a pasar más noches. Y cuando por fin fue libre, acudió a ese lugar, y en la orilla, una flor del desierto silvestre. Y ella supo que era de él, pero él no estaba.

La luna, cómplice de su tristeza, quiso mirar más allá, y a lo lejos, en el palacio, contemplo como un hombre desde la terraza de sus aposentos miraba hacia el río y en su mano, la flor del desierto, y en sus ojos el deseo por un amor imposible que le cantaba.

En un guiño le iluminó y brilló con más intensidad sobre él para que Yaiza pudiera verle.

Tan sólo fueron unos segundos pero en ellos con sus miradas se entregaron todo su amor.

Y más allá de esos segundos la señora pronunció el nombre de su marido.

Pensó la luna que tendría que consolar a la exclava, pero al acercarse de nuevo a ella, vio la serenidad en sus ojos, porque ella sabía que él la amaba, y con resignación contempló como la joven regresaba a su celda con la esperanza de volver a ser libre en su
alma.

18 comentarios:

  1. mi niña ,como siempre me encanta , disfruto como cada dia que te leo , un beso niña

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  2. Preciosa historia la de Yaiza, por cierto bonito nombre jeje.
    Muy linda de verdad, eres un cielo, y no me importa que me allas robado un poquito de mi.

    Un beso mi luna bella. ;)

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  3. Tus historias siempre me encantan.
    Un saludo

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  4. Lo que tenia que haber hecho el de la terraza es saltar a por Yaiza!!!! JAJAJAJAJAJAJAJA... Pero preciosa y exótica narración... La música estupenda también!!!...

    Besitos ALO

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  5. Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico,con sus faroles rojos en la noche calina y el disco de la luna bajo el azul romántico rielando en la movible serenidad marina. Silencio en los muelles en la paz bochornosa, lento compás de remos, en el confín perdido y el leve chapoteo del agua verdinosa lamiendo los sillares del malecón dormido. Fingen en la penumbra fosfóricos trenzados las mortecinas luces de los barcos anclados mirando entre las ondas muertes de la bahía. Y de pronto, rasgando la calma, sosegado, un cantar marinero, monótono y cansado, vierte en la noche el deje de su melancolía. ( Tomás Morales, 1921)

    Buen Fin de Semana Ana
    Saludos Fraternos de tu amigo Rubén.

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  6. ahí va mi tercer intento:

    sabes? parezco una niña pequeña, leyéndote...
    antes de irme a dormir y pedirle a la luna que me lleve junto a mi amor y ser libre en su alma...

    Gracias.

    Un beso muy muy fuerte!!!

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  7. Detallazo de buena amiga. Un bso.

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  8. Hay cielo mio, que no había visto el detalle del enlace en mi alma, jeje.
    Vaya detallazo de buena amiga, como dice Juan.

    Te quiero mucho Anita.
    Me estás ayudando muchísimo, siempre preocupandote por mi.
    Jóoooo!!......ahora lloroooo....seré idiota, pero bueno es de emoción, no te preocupes, jiji.

    Un beso muy grandote mi querida amiga.

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  9. texto dentro de bonito por supuesto, de una sensualidad estrepitante.. me encanta, amiga

    [mis besos son anoniMATOS]

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  10. Pero que complicidad tienes con la luna,y que estupendos relatos te cuenta,un saludo.

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  11. Yaiza es un precioso nombre "guanche", aquí en Canarias tiene historia la princesa Yaiza. Bonito homenaje y gran calidad de escritura.
    Un saludo.

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  12. hola Ana!! éste cuento me ha encantado realmente y también te agradezco de haberme llevado hasta el blog de Yaiza
    Un beso y buen domingo!!
    Noe

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  13. Luna lunera cascabelera!
    Hola Ana!!! Un besito
    :)

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  14. Luna, lunera, cascabelera. Tu cuento me ha transportado a las" mil y una noche " Veo que la luna, a pesar de la su violación por el terrestre, al penetrar en su interior sin su permiso, sigue protagonizando bellos sucesos en los que el amor es el protagonista.
    Sigue contandonos sus aventuras.
    Un beso

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  15. Encantador el relato, igual que la luna que el amor muestra y señala...

    Besos rojos,
    HR.

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  16. Precioso relato, me ha encantado ... gracias por pasearte por mi morada, es un placer poder leer la tuya...
    Un abrazo

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  17. Ana, es un placer leer tus escritos, siempre llenos del encanto que tiene tu alma.

    Abrazo

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  18. Veo que tambien los aromas y cadencias de oriente llegan a la sala de los cuentos de la luna oscura. Muy hermoso por cierto el relato de la afligida Yaiza, que, semicautiva, anhela y suspira en sus cortos y aislados minutos de libertad. Junto al río que escucha estoico los pesares y anhelos de la joven de piel de canela para, despues, seguir su curso hacia tierras mas lejanas donde mercaderes, santones y falsos profetas, sábios e incluso bribones y pillos descalzos sabran por el murmullo del agua en las orillas del dolor que se debate en tierras mas adentro, zona de arena y desierto.

    Precioso amiga tu cuento.

    BASOTE

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Antes de nada: gracias.