EL CUENTO Nº15 DE LA LUNA OSCURA. LOS TATUAJES DE LA LUNA OSCURA.

Despertó la luna en la noche más larga, con la nostalgia del deseo impreso en su piel, como un tatuaje negro grabado desde su alma que sólo en esa ocasión salía hacia el exterior, identificándola como la luna oscura.

Luna Oscura, de una oscuridad tal, que, en ocasiones, incluso la hería, y otras, la llenaba hasta el punto de estallar en ella misma.

Maldecía el deseo que la agotaba y le daba la vida, al que temía y al que adoraba, que la apartaba de su luz blanca, y le entregaba como una sumisa al mundo oscuro.

Ese deseo que respiraba en las noches, como aquella noche, en la que la brisa arrastraba el olor de la esencia de su caballero, removiéndola por dentro, en sus entrañas. ¿Viste alguna vez las entrañas de la luna? No quieras verlas.

En esa nostalgia quiso gritar su nombre, pero se reprimió disfrutando el dolor que padecía, al aumentar más su deseo. Y los dibujos sobre su piel aparecieron con más fuerza.

Muchos caballeros hubo que, conociendo la existencia de esos tatuajes, quisieron seguir las lineas de la luna con las yemas de sus dedos. Pero sólo hubo uno que la alcanzó sin llegar a tocarla. Por él, se dibujo asimisma esa noche, por su propio deseo, y por el de aquel hombre, que aún queriendo poseerla con todo su ser, se negó asimismo, alejándose de su luna cada vez que ella aparecía.

Y en la negación, el placer que le atormentaba.

"Nunca luna, nunca,

 tú No me perteneces,

ni quiero que así sea,

pues no te desearía más por ello.

Y te deseo, te deseo"

En el fondo nuestra luna lo sabía, que nunca pertenecería más que a la noche de la que era prisionera y a aquel anhelo. Sintiéndose exclava del mismo, se alejo de las estrellas en busca de suspiros, de gemidos noctámbulos que encubrieran el suyo propio.

En esa noche suspiró y gimió la luna, sintiéndose aún más cerca de su caballero.