Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

sábado, 31 de octubre de 2009

EL DECIMO CUARTO CUENTO DEL DIABLO Y LA LUNA OSCURA. ESPECIAL HALOWEEN.

CUENTO ESCRITO POR DIABLO Y LUNA OSCURA




Existen muchas leyendas acerca de esta noche, pero yo os contaré una que seguro que os sorprende.

Aquella noche despertó la luna rodeada de un halo oscuro debido a las nubes y bruma que rasgaban su figura e intentaban contenerla. Lejos de sentirse inquieta supo que el manto que la rodeaba, más negro y sombrío de lo que jamás hubiera estado, otra vez le brindaba una oportunidad. Se cubrió con parte de esa oscuridad como si de una capa se tratara, pidiendole a los lobos que la llamarán fuerte para descender con el sonido de sus aullidos.

Los lobos aquella noche estaban intranquilos y la dama blanca lo percibió al verse de nuevo entre ellos. El bello de su espalda se encontraba erizado y los ojos brillaban como las ascuas de los hogares en los que se encontraba toda la gente atrincherada, protegiendose del crudo frio y de las almas que buscaban compañía.

Quiso correr por los bosques, sentir de nuevo la tierra sobre sus pies, pero su manada le llevo cerca de un pueblo y allí sintió por primera vez lo que olisqueaban los lobos, el miedo, pero no el de ella sino el de los habitantes de aquel lugar.

Oyó el murmullo de oraciones que no entendía y pensó que quizás aquel era otro extraño ritual como aquellos tantos que escapaban a su entendimiento. A lo lejos, entre la neblina, se vislumbraban pequeños farolillos en procesión silenciosa y espectral.

En un momento, las campanadas de la vieja iglesia rompieron un silencio que hasta ahora tan solo había sido matizado por el fuerte viento. Y nuestra dama camino sobre las ondas que podujo su doblar, cubriéndose aún más con su capa, adentrándose por las calles de aquel pueblo. Pegado a la pequeña iglesa, en un cementerio de herrumbrosas y destartaladas rejas, pudo ver a una anciana. Se había abierto paso entre panteones, pétreos ángeles orantes, cruces y lápidas hasta llegar ante la tumba de su hija. Le llevaba flores recién cortadas, y en la fragancia vio aparecer la silueta de una mujer hermosa, volatil, palida, que intentaba separarse de su huesuda acompañante. La Parca no dejaba de mirarla, reflejandose en sus ojos. La joven doncella tan solo quería un instante para poder acariciar y dar consuelo a su madre.

Era la muerte a la que aullaban los lobos. Una muerte que en esa noche se mostraba triunfante concediendo el favor a hombres , mujeres y también niños translucidos por el paso del tiempo, que llenos de tristeza intentaban dirigirse a sus casas, con los pequeños farolillos, para aliviar el alma de los que dejaron con vida, atraídos por el aroma de esas flores que sólo en esa noche podían apreciar y que fueron puestas en su memoria.

Ante esa anciana capaz de enfrentarse a todo, la luna se deshizo de la capa que la envolvía, regalándole su luz. Y así fue como esa madre pudo por fin ver una vez más a su hija. Tan sólo un momento, un infimo instante, pero suficiente para sentir que su pequeña sólo estaba triste por la angustia que no la había dejado desde el día de su marcha por no haber podído despedirse como hubiera deseado...

Aceptando por primera vez su muerte comenzó a sentir la paz que tanto añoraban ambas. Y en el disfrute de esa paz, por fin su hija se desvaneció con una sonrisa dibujada en sus labios.

Dándose cuenta la luna de que sólo quien mirará a través de la luz podría ver a sus seres queridos, fue casa por casa ofreciendo su luz. Pero la gente de ese pueblo tenía miedo a la muerte y los mantos que cubrían a ambas eran similares.

Cuentan que la anciana contó a toda la gente del pueblo que bajo una luz pudo ver a su hija. Y aunque muchos no la creyeron, poco a poco al llegar esa noche muchos empezaron a encender una vela.

8 comentarios:

  1. Esta noche tenemos la luna casi llena, el va a tu historia como nunca.
    Un placer visitar la casa de mi querida amiga.

    Cálido abrazo

    ResponderEliminar
  2. Este no me lo he perdido, y cómo me alegro!!
    Precioso el cuento, has hecho incluso latir más deprisa mi corazón en algunos momentos... me encanta cómo creas la atmósfera.
    En cuanto al vídeo y la música también es precioso, triste, pero bonito...
    Voy a leer un ratito más....

    ResponderEliminar
  3. \\\///
    (O_O)
    Genial como aperitivo para esta noche especial.
    Excelente relato.
    Un abrazo del Miedoso.

    ResponderEliminar
  4. Genial, preciosa...

    Muchos besitos mi niña, disfruta del finde.

    ResponderEliminar
  5. Hola Ana...
    Buen cuento, muy para la fecha, tienen razón, buena la trama, no podes dispersarte¡¡ Atrapa¡¡
    Gracias por tus palabras, AMIGA¡¡ Un año llevo en este mundo. Sin conocerlos he aprendido a quererlos, casi sin verlos. Me produce una cosa particular, este sentimiento nuevo. Porque sale de mi corazón decirte: Te quiero, ANA, tu que estas tan lejos, pero te siento cerca¡¡
    Un abrazo enorme
    Osvaldo

    ResponderEliminar
  6. Como siempre,una mancuerna que produce resultados excelentes...felicitaciones a àmbos...

    abrazos

    ResponderEliminar
  7. Hola cielo que me gustan tus cuentos y el de hoy no podia ser menos una maravilla
    un beso

    ResponderEliminar
  8. Muy apropiado para la noche que nos llega, estupendamente escrito como siempre.
    Dark Santuary ufff no podias haber elegído mejor música, es una banda gótica francesa fantastica.
    Que disfrutes de este fin e semana largo

    ResponderEliminar

Antes de nada: gracias.