Hubo un tiempo en el que en muchos lugares, después de décadas gloriosas, y de su posterior decadencia, la lucha por salir de la pobreza reinante se convirtió en algo prioritario. Una época en la que el hambre estaba presente y muy pocos subsistían con honradez.
En una pequeña aldea, sometida a la tiranía de un linaje que aún se aferraba a sus privilegios, resistiéndose al declive, me encontré, a pesar de la oscuridad de aquellos años, con un campesino enamorado de la luna. Vivía solo en una pequeña cabaña y su ocupación principal era trabajar con ahínco la tierra que tiempo atrás le había sido arrendada a su familia.
Sin él pretenderlo se había ganado la envidia del resto de sus vecinos, pues su huerto era sin duda el mejor de aquel lugar. Pero él nunca fue egoísta y liquidadas sus rentas con el señor, de la parte sobrante que aún le quedaba, siempre sacaba hermosos frutos para compartir con los demás. Quizás por eso le envidiaban.
Pero a él no le importaba, porque tenía la luna, que cada noche, cuando terminaba de trabajar, le esperaba para su consuelo. Él la veía como una mujer, y soñaba con acariciarla, con regalarle besos hasta el alba…
Por ella, se convirtió en un poeta en la noche, y dejo de dormir para soñar y en sus sueños siempre estaba. Le regalaba canciones de amor, de nostalgia, de tristeza, de esos sentimientos que nunca se agotan.
Sentía y no dejaba de sentir, sufriendo en cada amanecer, cuando ella le dejaba solo. Aquel era el momento en que se entregaba a su aislamiento mientras trabajaba la tierra en un intento de olvidar aquel vacío que le subyugaba. Y la luna lo sabía.
Una noche, mientras él le cantaba con ardor, ella no pudo resistirse más y emocionada ante aquellas muestras de amor sincero le regalo mil destellos llenos de ternura, que se esparcieron en su huerto, transformando sus frutos en hermosas rosas blancas.
El pobre campesino sintió tal turbación que su corazón no pudo más y salió a su encuentro, y quiso alcanzarla, como nunca, pero todos sus intentos, todos sus esfuerzos fueron en vano.
Al llegar el día, el hombre fue a sus tierras, pero no supo qué hacer con las rosas, decidió cortarlas, repartirlas para sus vecinos. Fue casa por casa con hermosos ramos de rosas blancas, pero los demás campesinos las rechazaron porque esas flores no se podían comer. ¿Qué podían hacer ellos con esos ramilletes entonces?
Nuestro pobre enamorado se sintió confuso y esperó angustiado a que llegara la noche, y cuando vio aparecer a su luna empezó a llorar y a suplicarle que le llevara con ella. Qué haría de día, qué podía hacer con esas rosas, cómo podría vivir así, porque él en cada mañana trabajaba su tierra en un intento de olvidarla, y ahora sus rosas hacían que fuera imposible. Cómo podría vivir con tanto amor día y noche. La luna se conmovió, pero no podía hablarle, no podía decirle que esas rosas era lo único que podía dar, no podía explicarle que ella viajaba sola.
Pero el campesino siguió llorando hasta que sus lágrimas, sin quererlo de verdad, se convirtieron en reproches, y su corazón se oscureció hasta que se lleno de rabia “de amor insatisfecho”. La luna no le habló.
Al llegar el día, el campesino, desesperado, decidió arar aquel campo de rosas, acabando con su sueño y jurando no volver a esperarla. Aunque le dolió su alma, al llegar la oscuridad, se escondió en su cabaña, clausuró las ventanas, echó las cortinas, se metió en su cama y cerró los ojos. Por fin consiguió dormir.
Intento volver a su vida, volvió a sembrar su huerto, pero ya nada fue igual, y aunque no dejó de trabajar, no volvieron a nacer esos frutos de antaño, y los demás aldeanos dejaron de envidiarle, alguno incluso le compadeció.
Se negó a soñar, se negó a sentir, y se negó a amar su luna hasta los últimos días de su vida. Pero aún sabiendo de su odio, la luna cada noche le visitó, aunque él nunca volvió a cantarla, ni a regalarle apasionados versos.
Entonces, decidió seguir su viaje, jurándose que nunca más regalaría sus destellos a un hombre que le amara tanto, por miedo a perder su amor.
Cuanta belleza y que hermosos mensajes...
ResponderEliminarRecibe un abrazo y, hoy, también un ramo de rosas blancas.
Manolo
Hoy me he levantado tarde, que para todo debe existir excepciones.
ResponderEliminarAl entrar en mi blog y permitirme alguna correción de última hora veo anunciado tu segundo cuento, escritora de la luna oscura.
Te diré pocas cosas pues aun ando enublado.
- Me ha encantado,tanto como el primero.
- Buen trabajo, ¿ digo bueno?. ¡ Excelente!
- El segundo no debe ser el último, jamas.
- Nunca, nunca digas que no escribes poesía.
No son solo poemas los escritos con versos. Yo la he sentido en tus cuentos.
Miles besos con afecto.
Ya sabes que tienes un premio o todos puedas traertelos ya que son para compartir con mis amistades tan especiales.
ResponderEliminarLos que mas te gusten estan para traertelos con mi cariño
Con cariño
Mari
Y ahora acabo de leer tu cuento...es precioso, cuanta ternura hay, escribes muy bien, transmites mucho, me encanta seguirte todo lo que haces es realmente buenisimo.
ResponderEliminarHay que arriesgarse y no tener miedo a enamorarse por muy mal que lo hayamos pasado porque la faceta de estar enamorada es la mas bonita y no hay que dejar de sentirla por mucho daño que hemos recibido.
Con cariño
Mari
QUE HISTORIA TAN HERMOSA...
ResponderEliminarLA LUNA..NUESTRA FIEL COMPAÑERA
UN BESO INMENSO
LuNa
Hermosa mezcla de luna y rosas!
ResponderEliminarUn beso grandote
Noe
Uy...este sí que está bello Anaaaaaa!!
ResponderEliminarDesde la historia, tu manera especial de relatarla, la dulzura, la expresión, todo el sentimiento que hay volcado acá!!!
Se puede sentir la historia en la piel, en la vida...con la luna, a su lado, compañera, confidente, protectora, ella es nuestra belleza interior...
Ay Ana, me parece una maravilla lo que has creado acá, si es poesía, sos toda luz(de la luna;)...)
Esperaré ansiosa el próximo, que lo espero acá y soy re cargosa ehee!!!(jajajaja)...la moraleja, mensaje, todo lo que deja tu poesía es divinamente maravilloso:)
Besos miles de sábado frequito:)
Yo también sueño con la luna....
ResponderEliminarMe he quedado embelesada de tanto amor y ternura...un cuento precioso Ana eres una gran escritora...te felicito por esta entrada maravillosa y esperando quedo que me digas como copio mis premios porque no he podido llevarmelos...muchos besitos guapisima
ResponderEliminarMucho ingenio e imaginación hay en estas letras. Un verdadero placer leerte. Te felicito.
ResponderEliminarTu no seras la luna no?. Un bso.
ResponderEliminarToma la mariposa es tuya
ResponderEliminarun besito grande
FELIZ DÍA DE LA MUJER.
ResponderEliminarTienes un regalo en mi blog.
http://valdomicer.blogspot.com/
Ana copia el enlace y mira
ResponderEliminarhttp://i44.tinypic.com/i1myk5.jpg
un beso
Hayy q historia tan tristeeee y mi luna? hay mi luna q no me deje porfavor!!! q yo le amo y no quiero perder su amor!! .....
ResponderEliminarpreciosa historia.......... para ser narrada a la luz de la luna en un jardín de una sóla flor
ResponderEliminarBesitos
Hola cielo que maravilla de cuento es precioso me e quedado sin palabras sublime de verdad
ResponderEliminarun beso desde mi Luna
Pobre hombre que jamás tendría la luna como mujer para compartir su amor por ella.
ResponderEliminarPobre Luna que jamás puede compartir su amor con nadie!!! Debe vagar solo por la noche!!
Me gusto Ana!!!