Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

lunes, 25 de junio de 2012

QUIZÁS UN SUEÑO... EL DECIMOSÉPTIMO.






En mi jardín aún sigo esperando el crepúsculo perfecto para mi alma. Sentada, escribo, tratando de no pensar, hasta que la luz se desvanece y mis palabras se convierten en un susurro que  anhela perderse en brisas.

Hace poco el jazmín comenzó a regalarme noches llenas de su fragancia y mis sueños comenzaron a teñirse de su verde intenso.

Ayer soñé y era tan vivo mi sueño que al despertar tuve miedo de perderlo.

No había lunas pero las estrellas no sintieron añoranza y brillaron iluminando aquel cielo,  recordándonos.

¿Encierran los sueños recuerdos escondidos?

Quise desnudarme bajo aquel cielo y que las estrellas derramaran su luz sobre mi piel bautizándola de nuevo, convirtiéndome en brillo bañado por aquel aroma, regalándome una nueva memoria.

Quise gritar la esperanza perdida en tantos anhelos… Y sí, caminé descalza extraviando mi voluntad en aquel verde, escuchando otras palabras.

En mi jardín, al anochecer, escondo mi voz y solo escribo quebrando silencios con mi pluma que aún sigue sangrando cobardías.

Pero ayer escuché otra voz y mi sueño se llenó de ilusión…

1 comentario:

  1. es maravilloso...el verde, color de la esperanza, de nuevas ilusiones por compartir...
    no hace falta que te diga muchas cosas...
    ya lo sabes!! pero hoy, ese sueño, esa ilusión
    me llega de nuevo al corazón...y tu magia me impregna de ese nuevo color...

    Un beso. TQM

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Antes de nada: gracias.