Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 8 de diciembre de 2011

LOS RELATOS DEL AGUA 6. EL LENGUAJE DEL AGUA.



Sí, quizás soy un poco rara. Pero eso ya lo sabes.

Hoy te sorprenderé aún más. Sé escuchar el lenguaje de las gotas de agua, aunque todavía no he conseguido descifrarlo del todo.

No te rías ¿No sabías que hablan entre ellas?

Era niña. Una tarde de invierno, en la vieja casa de mis padres, comenzó a llover. Estaba aburrida, me acerqué a la ventana y vi como el cristal empezaba a mojarse. Me sorprendí al comprobar que las más pequeñas, al caer sobre el vidrio, emitían un leve murmullo, como si se presentaran pronunciando su nombre.

Me giré para ver si mi madre también las escuchaba pero ella continuaba planchando y al darse cuenta de que la miraba lo único que dijo, algo enojada, fue “Siempre que limpio las ventanas, llueve”.

No, creo que solo yo percibí aquellas voces.

De nuevo, asombrada con mi descubrimiento, apenas sin pestañear, observé como al resbalar silenciaban por un instante el movimiento hasta que en su viaje se unían con otras gotas y en su caricia se saludaban fundiendo su rumor, convirtiéndolo en una suave tonada, que iba aumentando su intensidad al tiempo que otras se enlazaban en la melodía.

Casi a punto de comenzar a tararear con ellas, mi madre me llamó. La cena estaba preparada y con cierta tristeza me tuve que despedir, abandonando aquella armonía dulce. Aunque aquel amargor duró muy poco tiempo. Yo sabía que habría otras lluvias, otras canciones, otras armonías y no me equivoqué.

Con el tiempo he descubierto algo más: El agua sólo tiene voz cuando se desliza y viaja rompiendo su propio silencio, completando vacíos. Aquellas gotas de lluvia tenían la de una niña…

Pero por hoy está bien. Otro día te contaré como es la del río que discurre cercano a mi casa, o la melodía de las cascadas de las grandes montañas, o el canto del mar en mis noches de verano, aunque creo que de él ya te hablé en alguno de mis cuentos. Incluso trataré de explicarte cómo es la sinfonía de mis grifos, cada uno tiene una especial, o el solo de aquella gota de rocío.

Hay tantas voces escondidas en el agua, casi tantas como silencios, y yo aún sigo intentando descifrarlas...

2 comentarios:

  1. qué bonito niña!!
    el sonido de las gotas de agua que se funden en el mar me dijo una vez que en la vida solo hay que observar, escuchar el silencio que provoca tu alma cuando está viva...
    sigue descubriendo cada voz que guardan en su mágia...

    Un besazoooo, me encantoooo!!!

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  2. Hay tantas voces... si lo sabré yo!! si q las hay... tantas como silencios...
    me encantoooo ♥

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Antes de nada: gracias.