Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

miércoles, 7 de abril de 2010

EL CUENTO Nº74 DE LA LUNA OSCURA. UN VIAJE POR EL ALMA. LA LEYENDA DE LOS TIGRES






Aquella noche despertó la luna en su viaje sobre una isla asiática, y al acercarse pudo percibir como la jungla escondida trataba de pronunciar su nombre al verla brillar.

Hacía tiempo que no escuchaba los sonidos de la selva y a pesar de que aquel día el viento soplaba con intensidad, pudo escuchar a los sagúes y a los grandes helechos pidiéndole a la blanca dama que se acercara aún más.

Pero al hacerlo, el vendaval trato de impedírselo tentando su fuerza para alejarla, hasta que el sol consiguiera despertar.

Y supo que aquel viento una vez fue testigo de cómo en aquel lugar, el sol y ella coincidieron retando su luz en una contienda sin igual.

Condenados por el tiempo a su distancia ambos envidiaban la suerte de su rival; el sol, el silencio y la quietud que transpiraba la noche; y la luna, el calor de la vida que en su viaje apenas podía acariciar.

Pero aquel día la cúpula que los gobernaba en uno de sus juegos les quiso probar, permitiéndoles que por unas horas coincidieran sin que su luz se tuviera que ocultar.

El sol, al verse próximo a la luna, no pudo evitar quererla impresionar. En su orgullo, aprovechando aquel viento presente, prendió una enorme hoguera cuyas llamas burlonas, en su crepitar, pronunciaron con ironía el nombre de la dama riéndose de su oscuridad.

Mostrando su imagen más fría, la luna no se dejo acobardar, y ante la mirada atenta del astro dorado derramó en gotas parte de la esencia de su brillar, creando una laguna de aguas de plata que en sabios destellos respondieron que aquel fuego no las podría dañar.

Nunca el sol había contemplado tan de cerca la hermosura plena de la luna y el resplandor en su tímido mirar.

Y nunca antes la luna había sentido cómo la fuerza y bravura del sol conseguían templar su propia frialdad.

Pasaron minutos, quizás horas y ambos permanecieron esperando ansiosos el siguiente movimiento de su rival. Pero con acierto, ninguno realmente quiso continuar. Y la cúpula aburrida ordenó que se separasen; que la luna terminara la noche y el sol se ocultara hasta que llegara la hora de su despertar.

Cuando el sol procedió a retirarse la deseó acariciar y derramó su esperanza sobre la laguna haciéndola palpitar.

Y la luna, antes de entregarse a su soledad, vertió una lágrima de su tristeza sobre aquel fuego lográndolo así apaciguar.

Cuentan los sabios que escuchan al viento que en aquella mágica noche y en ese mismo lugar, antes de que el fuego se extinguiera de sus últimas llamas nació un tigre naranja que se dirigió a la laguna para contemplar, como de entre sus aguas su propio reflejo cobraba vida y una gran tigresa blanca nacía con el destino de poderle acompañar.

Ese mismo viento que susurra las leyendas y que en aquella noche quiso a la luna apartar, todavía recuerda como rugieron aquellos animales antes de esconderse en la selva y que la cúpula les pudiera condenar. Y temiendo por su hermosura decidió protegerles incluso de aquellos astros que sin ser conscientes cumplieron su propio anhelo de libertad.

9 comentarios:

  1. Anitaaaaaaaaaa...Me ha encantado...
    Un besazo guapa.

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  2. Hola cielo ya echaba de menos tus precioso cuentos como siempre precioso
    un beso corazon

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  3. Yo también echaba de menos leerte.
    Es siempre un placer.
    Besitos dulces.

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  4. niñaaaa que estamos perdidas...
    me encantó leerte!!!
    espero todo esté bien!!

    Un besazooooo

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  5. Ana, qué preciosidad de cuento, en serio, es uno de los que más me ha gustado de los que he leído en tu blog, y mira que todos me encantan...
    El Sol y la Luna, encontrándose y viendo la belleza y la grandiosidad el uno del otro... y los tigres... He de decirte que el tigre es mi animal favorito, por eso adoro a los gatos: porque son como tigres en miniatura que podemos tener al lado (yo tengo dos, y además ambos son de color anaranjado con rayas - el color más parecido a los tigres- aunque uno de pelo corto y otro de pelo semi largo).
    Me ha encantado el cuento y ha dejado una sensación preciosa en mi interior.
    Gracias por compartirlo...
    Siempre es un placer perderme en tu mundo...

    Un abrazo fortísimo!

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  6. Ahora que pienso, uno de mis gatos (el de pelo semi largo) es el de la imagen de mi perfil, sobre mi piano, cuando era chiquitín...

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  7. que hermoso..esa luna que se puede dar el lujo de pasearse y recrear sus aventuras donde se le antoje...

    mis abrazos

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  8. IM-PRE-SIO-NAN-TE!!!!!!...La música estupenda, los dibujos magníficos, y el relato....IMPRESIONANTE Alo!!!. En la línea de las mejores leyendas orientales...

    Besitoooooooooooooooooos

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  9. Es una historia muy bella...un abrazo!! y
    Gracias por compartir tan lineas..

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Antes de nada: gracias.