Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

miércoles, 5 de septiembre de 2012

QUIZÁS UN SUEÑO... EL TRIGÉSIMO QUINTO...




He contemplado dormida serpientes cuyos ojos, color carmesí, contenían el veneno para aniquilar cada una de mis palabras.

He visto pájaros de fuego cuyas alas ardían tratando de incendiar mis noches, de robar mi paz.

Como una guerrera, luché tanto por defender la pureza, por proteger la inocencia de quién en sus sueños, sin saberlo, anhelaba un amor sincero que envuelta en cuentos, supe que ni yo misma podría lastimarme.

Pero cuánto dolieron los miedos…

El amor sincero se viste de blanco.

He contemplado dormida crepúsculos que se teñían de rojo en espera de tormentas que no llegaban.

He visto amaneceres en los que los que mi luna resistiéndose al olvido, en su letanía, hacía suya mi sangre susurrando todos mis recuerdos.

En mis sueños, en mis cuentos,  convertí mis días en hermosas noches que aún guardaban el calor de todos los soles. Sí, como una luchadora,  caminé entre palabras derramando la pasión que albergo en mi pecho, repitiendo una y otra vez mi nombre.

Pero cuánto dolió respirar la vida  y cuanto sufrí algunos momentos…

Sí,  el amor sincero se viste de blanco… Pero a veces,  la pasión, lo hiere de muerte y hay que ser valiente para vivirlo, despierta, dormida, apostando por latidos que mortifican la calma, por lagrimas que estallan en tempestades que lo desgarran todo.

Y de nuevo, los latidos…

Y por siempre, mis lunas…

GRACIAS POR VERME COMO UNA GUERRERA… MI QUERIDO CALAVERADIABLO…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antes de nada: gracias.