Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 12 de enero de 2012

LOS RELATOS DE LA TIERRA 1. CUÉNTAME UN CUENTO III



¿Un cuento de hadas?

Despertó con los primeros rayos de un tímido sol, sintiendo en su piel el anuncio de que pronto saborearía el néctar de una temprana primavera.

Con su primer pestañeo retiró el manto bordado con las últimas hojas de un otoño ya pasado, el abrigo caduco con el que se había arropado durante la noche y descubrió su desnudez intemporal.

Con el segundo, poniéndose de píe, permitió que la brisa fría de la mañana peinara sus cabellos, ondeando su hermosa melena y enjuagó con gracia su rostro en gotas de rocío impregnadas sobre el árbol, bajo el que aquella noche había dormido.

Decidiendo que aquel día que prometía estar lleno de belleza no se preguntaría por qué no podía recordar sus sueños, comenzó a respirar llenando su cuerpo de aquellos aromas que siempre le resultaban familiares.

Aún con los ojos cerrados, simplemente percibiendo esos suaves perfumes, hubiera fácilmente adivinado en qué lugar se encontraba. Pero la fragancia de aquella mañana era única, extraordinaria, pues era la de la tierra que le había dado la vida y percibiendo aquella emoción, comenzó a caminar acariciando con su pies la suave textura de aquella superficie poblada de árboles, de plantas, de seres que también habían despertado escuchando el reclamo de la vida; que habían advertido en aquel sol la revelación mágica de que las hadas de nuevo caminaban entre ellos.

Cerca del gran claro del bosque vio aparecer también a sus hermanas pero, a pesar de la alegría del encuentro, cierta tristeza tiñó el brillo de sus ojos. En medio de aquel lugar, un árbol agonizaba. No había podido soportar aquel duro invierno y abrazada a él la hermana más anciana esperaba el momento para entregar su vida.

Mientras todas la rodeaban, respetando aquel momento, conteniendo las lágrimas, escucharon sus últimos latidos al tiempo que ella les dedicaba su sonrisa más dulce. Y en el último, todas, cerrando los ojos, contuvieron la respiración. El árbol y su guardiana habían muerto.

Pero antes de que abandonaran aquel lugar escucharon un pequeño pálpito sepultado en aquella tierra y juntando sus manos cerraron de nuevo sus ojos.

El sol no dejó de brillar aquel día, pronto nacería otra hada y no importaba no poder recordar los sueños, pues respirar la vida era el mejor de todos.

4 comentarios:

  1. Preciosa combinación de letras e imagen!!
    me enredo en esa tierra, desde el otoño
    y me dejo enamorar por tu relato!!

    quéeee bonitooooo!!!

    Un besoooo

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  2. ¡¡¡ Qué pronto van a brillar tus letras, con el esplendor que se merecen, en los universos literarios !!! Un besazo

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  3. Que hermoso cielo cada vez mas bellos
    un beso mi niña

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  4. Palabras.

    ¿Dónde se pierden las palabras?... ¿En que hueco escondido?

    Fluyen lágrimas de nuestros ojos,… se evaporan antes de llegar a nuestro pecho,…centro del dolor.

    Por incongruencias de la vida yo sigo siendo un niño…. Roto,… pero un niño.

    Mi hermana,… María de los Dolores,… estuvo predestinada a vencer hasta su propio nombre… Dolores.

    Siempre he estado enamorado de la mujer española.

    Lola,… la que encierra mando propio,… de plante y preciosidad incuestionable. Invencible.

    Lola.

    Era y será mi aliento, columna donde descansar mis titubeos. La vida sin tu ejemplo perdura, huérfana, pero permanece.

    Para mí y los nuestros eres Mariloli,… para el resto… una mujer de bandera…

    Te debo tanto, hermana.

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Antes de nada: gracias.