Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

lunes, 28 de febrero de 2011

DIEZ CUENTOS NEGROS. III. EL JARDIN DE ROSAS



Hay quienes tratan de ocultar secretos en la oscuridad, ignorando que el dolor se retuerce en las noches atormentando a quien lo sufre.

La culpa no se desvanecerá nunca para los que con sus actos renegaron de la luz, y su condena dolorosa no será mitigada por el paso del tiempo, pues hay pecados que son eternos, y ni siquiera las lágrimas vertidas sobre un manto oscuro encontrarán descanso.


III. EL JARDIN DE ROSAS


La luna días atrás había marchitado completamente su luz, y esa noche se ocultaría anunciando su renacimiento. Mientras contemplaba su legado, una brisa suave meció su hermosa cabellera negra y el crepúsculo decidió acompañarla en silencio.

Sin duda aquel era el jardín más envidiado de toda Inglaterra, y sus rosas rojas, de un granate intenso y elegante, se erguían con orgullo, pues no existía flor alguna que rivalizase con su belleza y fragancia.

Un orgullo que se hacía presente cuando los centros que se elaboraban con ellas, eran preparados de una forma sublime para adornar las cenas y bailes de palacio. Hasta el mejor perfumista acudía en primavera, desde Paris, para obtener la esencia y elaborar un perfume codiciado en todo el mundo.

Nadie conocía el secreto de por qué sólo en aquel lugar se obtenían esas flores, y ahora ella tendría que custodiarlo siguiendo con aquella herencia, tal y como lo habían hecho las mujeres que en su familia la había precedido, mujeres tan cautivadoras y raras como aquellas rosas.

Guardar aquel misterio y proteger aquel jardín, pese a su dolor, se convertiría en su vida…

Giró la cabeza por un momento y miro a su pequeña durmiendo plácidamente. Algún día ella sería su sucesora. Pero ahora era su turno. Cerró aquel balcón y se dispuso a bajar al salón donde su esposo la aguardaba.

Antes de entrar, se detuvo ante el espejo del recibidor y deslizó la mano sobre su vestido. Contempló el alfiler de la rosa negra que llevaba prendido en el pecho y que le había entregado su madre, junto con el secreto, antes de morir, y poniendo su mano sobre él sintió como su alma se desgarraba. Pero no podía desfallecer y respirando hondo se dirigió al comedor.

Habían transcurrido ya algunos años desde que contrajeron matrimonio y todavía se emocionaba al verle. Pero aquel día, mientras cenaban, le costó mantenerle la mirada por miedo a que sus ojos revelaran el secreto.

Tras la cena, ella le tomó de la mano y le condujo hasta el jardín. Él sintió en ella algo extraño, quizás nostalgia por la reciente pérdida de su madre, así que la acompañó en silencio apretando cálidamente su mano.

Envueltos en aquella noche oscura, guiados apenas por los destellos débiles de las estrellas, pasearon entre aquellas rosas, que aquel día parecían expectantes para estallar su belleza.

Al llegar al centro del jardín ella se detuvo y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

El último Te Quiero, el último abrazo y mientras ella lo sentía cerca de su pecho y su boca buscaba la suya, supo que aquel sería también el último beso. Mientras lo saboreaba, a pesar de la amargura que resbalaba por su rostro, deslizó su mano hasta el alfiler y liberándolo lo clavó con firmeza en el cuello de su esposo sintiendo como sus labios poco a poco se debilitaban.

Aún abrazados, notó como la sangre de su amor se mezclaba con sus lágrimas y resbalando por su vestido, en comunión con ellas, comenzaba a humedecer el terreno bajo sus píes.

No pudo mirarle a los ojos.

Mientras aquellas rosas, comenzaban a alimentarse y a desnudarse aún más, desplegando todo su esplendor, no dejo de preguntarse si sus antecesoras habían sufrido tanto como ella.

Había cumplido parte de su legado. El resto, la condena a regresar cada noche a aquel lugar para regar la tierra y fertilizarla con su dolor y remordimiento.





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9 comentarios:

  1. Wow!! precioso....dejando toda la afectividad en la puerta de la luna..

    mi beso

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  2. eres una escritoraza, pero eso ya te lo he dicho...

    saludos

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  3. qué te puedo decir...si ya lo sabes todo
    que he llorado, sí
    que me he emocionado, si
    que tus palabras traspasan mi alma, si
    eres INCREÍBLE!!

    Un beso y este cuento me lo quedo para mi!!!

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  4. Me has hecho llorar....
    Hasta pronto.

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  5. Toda una maravilla estoy con Adelfa eres una maravilla de escritora
    un beso corazon

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  6. Siempre es estupendo pasear entre tus colores, pecados o esta oscuridad...

    Gracias por tu visita :)
    Besos abisales

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  7. La magia de todas tus creaciones radica en las pequeñas semillas de belleza que siembras en nuestras mentes mientras confiadamente nos entregamos a la lectura.

    En este caso en concreto me he trasladado a la obra y a la época de Wilde, tus descripciones son tan brillantes que se saltan el marco negro de tu blog, tu jardín se llena de vida y nos contagia de una incierta libertad porque queremos quedarnos encerrados para siempre en tanta belleza.

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  8. Llego...tarde pero llego a este tu jardín misterioso y ...algo espeluznante en ese trágico final!
    Escribes de maravilla estos cuentos que son capaces de mantenernos en vilo.
    Un placer de verdad.
    Un beso,Ana.

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  9. Si no fuera porque soy mas anarquista que beato y me paso la moral por las entrepiernas, tu relato tiene güasa, pero güasa de verdá...

    Sabiendo que cultivas rosas y depues de haberte leido no esperes, jamás, que te insinue una propuesta de pareja; y mira que me caes bien y congeniamos.

    Bromas aparte...

    Me ha parecido un excelente relato, algo corto para mi parecer, quizas para mas adelante pudieras desarrollarlo, no en esencia sino recreandote en los momentos, periodos que apenas dejas insinuados, y luego te lo guardas para tu antologia.

    Me encantan esas introducciones que estas insertando en cada comienzo de esta serie. ¡Un puntazo!

    BESOTE

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Antes de nada: gracias.