Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

domingo, 22 de abril de 2012

QUIZÁS UN SUEÑO... EL CUARTO.



Anoche descubrí  que mi almohada es capaz de capturar los pensamientos y ahora me pregunto si tendría el valor de violar mi silencio.

Hundida en mi lecho, decidí vencer los recuerdos  y sin ser yo la que pensara, cayeron lentamente mis párpados mientras mi boca, con dolor, aún evocaba el gusto de tu piel…

Desperté en mitad del frío de tu ausencia en un paseo iluminado con la nostalgia de mil farolas antiguas.  La luna estaba ausente y yo me sentí culpable.

Acompañada por el sonido de mis pasos y el de las sombras oscuras que caminaban a mi lado, supe dónde acabaría esta vez mi sueño.

Supliqué un réquiem por mi alma, por mi sexo,  pero las ánimas son mudas y solo observan delirios.

No existe el perdón para los instantes sublimes, no existe compasión para quién murió traicionándose en un beso.

Y allí en mi cementerio supe que podría despertar despojándome del deseo, enterrándolo y olvidándome en él.

No sería yo…

Lo sé…

De nuevo desperté y arrojando mi almohada con furia lejos, amenacé  a la noche culpándola de este anhelo eterno, de este dolor que vive en mí hasta hacer estallar una y otra vez mis sueños.

No sería yo…

Lo sé…

1 comentario:

  1. un dolor que perdura en los sueños...
    unas letras que calan hondo!!

    Un beso!! (todo pasa, todo llega)

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Antes de nada: gracias.