

Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...
A veces, mi querido amigo Rafa, he desgastado palabras buscando el momento más sublime…
Si la intención de mis últimos trabajos fue desgranar los colores, tú has conseguido unirlos todos, en uno de los mejores trabajos que he leído, enseñándome, de nuevo, como debe ser.
Que no quedé en el olvido “Vernissage”
“Recreo hoy aquellas tinieblas de lunas tintadas de negro, donde mi imaginación, la distancia del tiempo y mis ansias trataban de aferrarse a recuerdos dulces.
Me perdí tantas veces en sombras tratando de buscar la paz en tus ojos, que hoy me emociono al comprobar que, a pesar de mi oscuridad, aún me contemplas como tantas veces soñé.
Esta noche no podré negar mi alma, no podré evitar entregártela mientras siga sintiendo sobre mí tu mirada”
Siempre escribí tocada por sus alas. Aún así, no he renunciado a su esencia aunque haya quien vea sólo vacío. Para mí es infinito…
Negro es mi silencio cuando por fin cae la noche y cierro los ojos. Arropada por su manto consigo dibujar todos mis sueños y lo que siento y anhelo. ¿Soy yo?
Cómo pueden decir que es el final, que es la nada, cuando también es mi voz. Ayer empecé un cuento en el que el cielo se bañaba con elegancia en negros, y mis palabras comenzaron a brillar plasmando colores, pues a través del negro los he visto todos, y no me importa que digan que es sólo ausencia.
A veces me sobrecogió la tristeza, porque en él encerré lágrimas y llantos que no quise compartir. Maldita nostalgia que me hace ser en parte negra y de la que sólo mi luna me salva…
Pero no os confundáis, porque tan mío es, que en él también guardé sonrisas, y mi intimidad…
Bajo mis sábanas negras dejo que aflore mi sexo liberando mi deseo de cualquier yugo. Nunca fui tan hermosa que vestida de negro.
Llamarme oscura si queréis, pero si me acariciáis sentiréis que no soy fría pues mi alma, aunque reposa en sosiego en la oscuridad, late con fuerza y se llena de vida.
¿Veis? No temo perderme en su profundidad y que todo a mi alrededor se desvanezca, porque ya hice mío este color y en él me siento cómoda.
Y sin embargo, honestamente, no negaré la posibilidad de un abismo, de las tinieblas, pero lo veo tan lejano al negro que yo pinto…
Aunque nunca existieron, sigo soñando con que algún día broten rosas negras en mi jardín y bañarme en su aroma.
No, no hablaré de la muerte, hoy no, porque me niego a creer que sea negra.
Pobres cuervos; tampoco pudieron elegir su plumaje ni la belleza del cisne negro Pero ¿Sabéis? Ellos también vuelan acariciando el cielo.