Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

viernes, 10 de diciembre de 2010

EL QUINTO: LA VANIDAD.




Imagen de
Calavera y Diablito.




Te contemplo…

No eres tan hermosa como te crees, a pesar de lo que la gente te diga.

¿Tu cabello? No está del todo mal. Pero mira tus ojos, están tristes, apagados, sin luz, con unas ojeras que siempre tratas de ocultar sin mucho acierto ¿verdad?

Y qué labios… Secos como tu persona, sin vida. Deberías elegir otro color, el carmín que llevas no te favorece.

Además ni siquiera puedes disimular ya el paso de la edad. En tu rostro comienzan a aparecer las primeras arrugas que tanto te horrorizan, tanto como tu vientre flácido.

Parece que no te sientan bien mis palabras, querida amiga. No te enfades, solamente trato de ser sincera contigo. Deberías cuidarte más, como yo.

Sé que lo intentas buscando la adulación, que eres de esas vanidosas que les gusta ir a la peluquería sólo para sentir la envidia del resto de mujeres que esperan ser atendidas. Ellas mal vestidas, mal peinadas...

Sí, desearías deslumbrar a todo el mundo, jugando con esa provocación que tan bien dominas, pareciendo del todo inocente, aunque las dos sabemos que no lo eres, creyéndote única, especial.

Me das pena, y en el fondo de mi corazón te compadezco. Parecerse a mí es totalmente imposible.

Todavía no he encontrado a nadie que consiguiera hacer de mí una sombra; que despertara en mí un ápice de inseguridad en la belleza que me envuelve.

¿Tú? Tú eres diferente. A ti te tengo que ver todos los días. Estamos condenadas la una a la otra, lo quiera yo o no.

Lo sabes perfectamente, necesitas mirarme cada día, incluso dos o tres veces, y hasta cuatro.

Y te engañas. Eso es lo que más me divierte. Nunca llegarás a parecerte a mí.

Aunque te gustaría y eso te corroe por dentro a pesar de tu falsa sonrisa.

Hoy me besarías tratando, en tu falsedad, de hacerme desaparecer. Pero a mí no me puedes engañar.

Sí, claro, ahora huye, vete, inténtalo de nuevo, pero te será imposible, y cuando te des cuente volverás a buscarme.

Ya sabes dónde estoy. Siempre en el mismo lugar. Nunca me oculto. Sólo tienes que mirar y si reúnes el valor suficiente, atravesar este espejo que nos separa, hasta llegar a mí.

Aún así… tenerme más cerca no te hará ser yo.





No me vanaglorié de ser hermosa
y sin embargo ostenté la belleza,
la presunción de que lograría todo
pues mi modestia resultó vencida
Por aquellos que creyeron más allá.

¿ Persuasión?

Sí, una fantasía adorada por fausto


“Alejaos de mi, no ayuda la fe, no ayuda el conocimiento, todo es vanidad”




Safe Creative #1103298836968

12 comentarios:

  1. Esa vanidad que ahoga a la humanidad en su ego...perfecto.
    mil besos Ana.
    Guapaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
    :)

    ResponderEliminar
  2. Ana, no conocía este espacio... o sí, pero no lo recuerdaba. Una faceta totalmente diferente, me has sorprendido. De todas formas, ambas me gustan, no existiría una Ana sin la otra.
    Un besote.
    Humberto.

    ResponderEliminar
  3. Me retracto, sí que lo conocía, aún más, creo que entré primero a este blog, en fin, ahora sí me voy...

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno cielo me gusto mucho
    un beso corazon y feliz fin de semana

    ResponderEliminar
  5. Lucha constante contra nuestra propia vanidad. Y todos en mayor o menor medida estamos sometidos a ella. El canon de belleza esta cada vez más inalcanzable. El verdadero yo es el que tiene que terminar venciendo.

    Buen relato.

    Que tengas buen fin de semana.

    un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Espejito, espejito ¿Quién es lás hermosa del mundo?...Ana...puajjjjjjjjjjjjj,pensé que era yo.
    Besotes.

    ResponderEliminar
  7. vAYA CRUDO ESPEJO, demasiado para una vanidosa que sin embargo comienza a darse cuenta de "su verdad"


    abrazos

    ResponderEliminar
  8. Estupenda entrada.

    Y en cuanto a la vanidad en si...yo creo que es el peor de todos: la soberbia.

    Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
  9. Persuadir no equivale a perseverar.

    Si el Dr. Faustus persuadió al diablo o viceversa tanto como Dorian Gray en años posteriores es una disquisición abierta, sin duda el contrato suscrito por ambos tuvo consecuencias que todos sabemos como finalizaron.

    Es curioso que los pecados capitales hoy en día apenas tengan ese lastre de repudio social que otros siguen arrastrando. Quizas las reglas católicas se fueron suavizando con el capitalismo.

    El concepto de pecado, mirado desde la vertiente cristiana difiere de las de otras religiones y culturas.

    Las religiones que hoy son mayoritarias: Hinduismo, budismo, cristiana-judaica, islamismo, etc... son esencialmente asiaticas, ya sea del oriente proximo o menos proximo para nosotros. Otras originarias de Africa o America precolombina nos son mayoritariamente desconocidas para el gran público y no progresaron en cuanto occidente decidió civilizar a los indígenas de aquellas tierras recien descubierta con sus dogmas bajo el lema de la fé: Alá o la santísima trinidad.

    No dá mucho margen un escueto comentario para hacer antroplogia del pecado...

    Apenas basta para alabar tu bien elaborada prosa, tu relato lleno de frescura, y tu valentía en buscar nuevos estímulos en tu escritura. ¡Encomiable!

    Mi BESOTE que no falte.

    ResponderEliminar
  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  11. Fantástica traslación del mito de Narciso, te felicito por esta serie de entradas, me asombra lo fácil que es leerte y esa comodidad que siento como lector se debe a la maestría de tu pluma, felicitaciones.

    ResponderEliminar
  12. se no puedes escuch4r mis ov4ciones, pero; ten l4 certex4 de ke son tuy4s, 4 mi escritor4 f4vorit4 un fr4tern4l beso---Mu4h---

    ResponderEliminar

Antes de nada: gracias.