Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

jueves, 19 de noviembre de 2009

EL CUENTO Nº53 DE LA LUNA OSCURA. EL ESCRITOR DE SUEÑOS



(Imagen tomada prestada de Bett Ilustraciones)


Aquella noche la luna inició su viaje como cada día.

Y en su velar, sintió una sensación extraña, un vacío casi frío y el silencio en los sueños de los niños.

Quiso cerciorarse y visitó casa por casa, pero ninguno, ni siquiera el más pequeño soñaba. Y lo curioso era que dormían.

Recordó, entonces, que tiempo atrás algo parecido ya había sucedido, y con decisión elevó su vuelo hasta las fronteras de su cielo, donde desprendiéndose de su esfera de luz, caminó hasta la torre de los sueños.

Subió peldaño a peldaño por las diferentes plantas, tratando de no escuchar más que sus pensamientos y de no ver más allá de donde ponía sus pies, para no quedar atrapada.

Hasta que, por fin, llegó al final, y vio una puerta, y tras ella una pequeña sala rodeada de ventanales desde los que se podían contemplar todas las estrellas, y en el centro una mesa enorme llena de montones de papeles, tras los que se escondía el viejo escritor de sueños, que al verla aparecer rió burlón.

"Esta vez no lo conseguirás luna, pues he decidido darme un descanso y ni tú ni nadie me haréis cambiar de opinión. No pasará nada si los niños no sueñan un día".

Hacía mucho tiempo que no le veía, pero no había cambiado, y la luna recordando el mal genio que tenía, le sonrió con la mejor de sus sonrisas y trató de halagarle recordándole lo importante que era su misión. Si él no escribía esos sueños, los niños nunca aprenderían a soñar por si mismos.

Pero la rabieta del escritor no cedía, ni siquiera ante la belleza de la dama blanca que tantas veces había sido su inspiración cuando escribía y la contemplaba a través de esos ventanales.

"Sólo una noche pido ¿tan grave puede ser eso? No. He dicho que no. Hoy los niños no soñarán".

Y mientras pronunciaba esas palabras de una forma tan rotunda, hasta ellos llegó el llanto de un recién nacido, y la torre se tambaleó.

La luna quiso entonces hacerle comprender qué pasaría con aquel niño ¿Le negaría su primer sueño? Quizás después de ese día ya no querría soñar. ¿Qué sería de él sin una vida llena de sueños?.

Pero, aunque el semblante del viejo gruñón se había ablandado algo, siguió repitiendo "No. Esta noche no habrá sueños".

Y, de nuevo, se oyó el llanto del niño, más fuerte. tan fuerte que los niños que dormían comenzaron a despertarse y a llorar también, haciendo temblar todavía más la torre. Tanto que los cristales de aquellos ventanales comenzarón a romperse haciendo entrar más el sonido.

La noche se llenó de los gritos de esos pequeños y la desesperación de los padres que no consegían dormir a sus hijos.

Y la luna, nuestra luna, sintiendo que esa noche se desquebrajaba suplicó al escritor, ofreciéndole su sueño a cambio de que comenzara a escribir.

"Una vez ya me entregaste un sueño, aunque no recuerdes cuál, y con él alimente la mitad de mis noches. Si hoy me regalas otro, dejarás de soñar con la vida. ¿Estarías dispuesta a este sacrificio?".

Y sin pensarlo respondió que sí.

El viejo escritor, entonces, emitiendo un largo suspiro de alivio, comenzó a escribir sonriendo, y los llantos de los niños se fueron apagando hasta que su silencio devolvió la calma a la noche, y ésta se lleno de sueños.

Mientras la luna, sin despedirse del viejo escritor, comenzó a descender por la torre, oyó su voz "Duerme tranquila dama blanca, y sigue soñando, que tus sueños son demasiado hermosos aunque a veces creas que te duele la vida. Pero antes de irte, escucha: los niños sueñan al principio mis sueños hasta que los hago soñar con la luna, y hoy estuviste mucho rato desaparecida, así que vuelve corriendo a tu cielo, que el primer niño lloró por mi y despertó a los demás que, al sentir que les faltaba tu luz lloraron cada vez más. Así que vuelve corriendo, mi luna, que todavía alguno se puede despertar".

Sonriendo la luna volvió a vestirse con su esfera blanca y continuó entonces su viaje, en el que el velar de los sueños de los niños endulzaba siempre la pena por haber perdido un sueño.

18 comentarios:

  1. Siempre me haces soñar con tus historias.
    Es un enorme placer visitarte y comprobar tus dotes de escritora.

    Gracias por compartir.

    Cálido abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Tienes una imaginación que me sorprende, una manera de contar y narrar que me llega.

    Hoy casi desespero como la luna. Hoy quiero ser como la luna y entregar a cambio de felicidad.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Que seria de nosotros si no tuvieramos sueños, tener esa fantasia, magia de que algun dia se puedan alcanzar.
    Con cariño
    mari

    ResponderEliminar
  4. Hola cielo bello cuento, los sueños siempre estan y esperamos que algun dia se cumplan
    un beso

    ResponderEliminar
  5. Ana...Precioso...Me dejas sin palabras...

    Muchos besitos Reina de la Luna oscura.

    ResponderEliminar
  6. Sigo preguntando: porqué no publicas un libro con los cuentos????


    Un abrazo y perdona que no aparezca mucho es el trabajo y algunos problemillas personales con solución.

    Noe

    ResponderEliminar
  7. La luna...fuente inagotable de inspiración para poetas y para bellisimos relatos como este que acabo de leer hoy, querida amiga.

    Esto es precioso.

    Besos...!

    ResponderEliminar
  8. Oye muchas gracias por leerlo dime tienes alguna critica de mi historia o dime si vale la pena continuarla?

    ResponderEliminar
  9. Por fin puedo comentar. Te lo he dicho alguna vez, pero a veces no me deja comentar.


    Pues yo sí sueño a la luz de la luna. Me siento como esa niña. ¡Qué bello es tu relato, Ana! De verdad te lo digo. Tienes mucha sensibilidad. La ilustración es preciosa.

    ResponderEliminar
  10. No me gusta q pierda los sueños... es triste :(
    un beso!!!

    ResponderEliminar
  11. En este hermoso relato - como nos tienes acostumbrados - muestras otra cara, o a mi me lo parece, dejas un poco de lado el romanticismo -sin lograrlo por completo - dàndole vida a un personaje que me parece interesantìsimo: el escritor de sueños..ERES...¡GENIAL!

    TE DEJO UN ABRAZO

    ResponderEliminar
  12. Hermoso cuento, el poder de los sueños es maravilloso, q seriamos sin ellos?

    Besos, preciosa

    ResponderEliminar
  13. En mi blog hay un premio para ti.

    Un beso, guapa ;)

    ResponderEliminar
  14. Si es que los niños aprenden a soñar con la luna...y de mayoooores...JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...

    Veo a un viejo escribano en una altiiiiisima torre que toca las estrellas y sentado en un alto pupitre plasmando infinidad de historias a golpe de pluma y tintero...

    Bonito bonito Alo Alito!!! Besazos compi

    ResponderEliminar
  15. Tienes un premio en mi blog
    http://rebuscandolapeli.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  16. Éste me ha encantado, el cuento perfecto para irme a dormir (que ya toca) y luego soñar con la luna, que, por cierto, hoy está bellísima...
    Es triste que la Luna pierda sus sueños, pero precioso el motivo por el que lo hace.
    Te felicito, eres increíble...
    Por cierto, mil gracias por estar ahí, aunque a veces parezca que "desaparezco", en realidad siempre os tengo en mente, al menos a los que más me gusta leer.

    Muchísimos besos.

    ResponderEliminar
  17. Un bloc lleno de misterio, un misterio sensual.

    Besos.

    ResponderEliminar
  18. bellisimooo que alegrón me encantó ..un abrazote

    ResponderEliminar

Antes de nada: gracias.