Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

domingo, 8 de noviembre de 2009

EL CUENTO Nº50 DE LA LUNA OSCURA. LA LEYENDA DE LOS DOS ESPOSOS AMANTES.




Aquella noche Despertó la luna sintiendo sobre su rostro un viento lleno de leyendas, un viento suave de un pasado lejano del que ella también formó parte. Y no pudo evitar alegrarse con la visita de ese viejo amigo que siempre la sorprendía.

Agudizando su oído, escuchó, a través de él, el sonido lejano de los cascos de un caballo y el ruido metálico del abrazo de las espadas. ¿Sería una batalla?

Decidió dejarse llevar, como tantas otras veces lo había hecho , y en su viaje llegaron a las ruinas de un castillo.

Ya casi no lo recordaba, pero entonces le ofreció su luz, y envuelto en ella pudo ver, como sombra del pasado, el castillo en toda su plenitud y, entre sus muros, los espectros de los que un día habitaron en él.

Y vio al señor del castillo practicando en el patio de armas quizás para prepararse para algún torneo, mientras sus mozos soñaban con portar algún día una armadura como la que le engalanaba y a la que tantas veces habían sacado brillo.

Qué hermoso lucía aquel caballero sobre su caballo.

Y en la torre, su señora, suspirando enamorada por su amor.

Recordó entonces la noche que aquella dama había llegado para cumplir con un matrimonio pactado, y como al verle se enamoró, aún sabiendo que podría no ser correspondida.

Sí ya sabía porque aquel viento le había llevado allí.

De nuevo ante las ruinas, sólo la torre había permanecido en pie y acercándose a ella, la oyó de nuevo suspirar.

Y en esos suspiros su historia. Cuántas noches había velado su sueño sin que él lo supiera, y cuántas había deseado compartir el lecho, que él la negó por la obligación impuesta, en espera de que el matrimonio fuera consumado.

Una noche de vuelta de un torneo, embriagado por la victoria, lavó sus heridas, y él pensando que era una doncella, ante sus caricias, la amó con una pasión que la hizo avergonzarse, pues dejándose llevar no quiso revelarle que en verdad era su esposa.

Al despertar el caballero a su lado y viendo la consumación, la repudió, a pesar del calor de su cuerpo, creyéndose engañado y lanzó un juramento de respeto mientras no le faltara el aliento.

Pero el aliento cada noche le faltaba añorando la calidez que aquella noche había sentido, y aún así su orgullo no cesaba, y la dama no dejaba de suspirar.

Pasó el tiempo y el destino reservó para el caballero morir en justo combate. En sus últimos momentos de vida pidió ver a su esposa, quería confesarle su amor, pero al llegar ésta sólo la muerte la esperaba y nunca supo de sus sentimientos.

Cada noche ante la luna esperó que algún día el corazón de su señor se ablandara, y al verle muerto entre sus brazos supo que ese día ya nunca llegaría.

Aún así continuó anhelándole muriendo en cada suspiro.

Y al morir ella, murió por miedo el castillo, al ver que la dama permanecía en la torre y que el caballero cada noche volvía desoyendo a la muerte.

La luna oyó de nuevo a la dama, y en el patio al caballero que sabiendo que ella le observaba se mostraba altivo con la espada, pues tenía que lucirse para su señora aunque nunca pudiera llegar a decirle cuánto la amaba.

Antes de que el viento la devolviera de nuevo a su refugio la luna rogó que esas almas se encontraran, aún a sabiendas que el amanecer estaba cerca y que su luz se apagaba. Pero la leyenda de los dos esposos amantes era fuerte y el tiempo deseaba conservarla.

6 comentarios:

  1. Hola cielo otro cuento precioso me dio lastima el final por no poder decirse lo que se amaban pero te quedo divino
    un beso y feliz semana

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  2. Hace rato que no pasábamos a leer tus famosos cuentos de la luna oscura... ya los estábamos extrañando.
    Cariños.

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  3. Fabuloso, y me quedo corto.

    De como el orgullo mata y muere, de como el mal entendido honor puede matar lo más preciado que uno nunca pueda poseer.

    Abrazos.

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  4. Mi linda Ana hermoso y coincido con Manolo: Fabuloso.

    Y sigo preguntando, para cuándo la edición de un libro de cuentos?

    Un beso y buen inicio de semana

    Noe

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  5. Ay, qué penita... snif' No tengo mucho que comentar. Ya te he escrito un comentario en tu anterior cuento... hoy estoy un poco sensible con el tema del amor...
    Pero es precioso, como todos.
    Muchos besos.

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  6. Ana... Estos cuentos de amores fallidos, pero sentidos y como siempre de testigo la luna, me trasladan por completo a una de las ventanitas de ese castillo, para ver de cerca al caballero con su orgullo y a su dama suspirando.
    Enhorabuena chiquilla, ¡¡Que preciosos cuentos escribes y compartes!!
    Te mando un besazo.

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Antes de nada: gracias.