A pesar de ese lamento incesante de mi alma que parece que no deja de
sangrar oscuridad, ayer, casi dormida, invoqué
una guerra para matar los recuerdos. Sin embargo, me olvidé que siempre me declaro perdedora de
mis propias batallas y asumiéndolo, llena de paz, mis sueños se tiñeron de azul.
Fue un silencio, el más puro, un cielo en un amanecer sin cicatrices y
al fondo un bosque nevado. Un invierno conocido y lejano… La ilusión que
envolvía con su magia un tren.
Abrí lentamente los ojos y mi mirada se perdió en aquel horizonte lleno
de juventud. La tuya, se perdió en mí.
Dicen que hay sueños que atrapan los recuerdos y los convierten en
momentos perpetuos que se repiten aún sin darnos cuenta.
Despierta, dormida, supe que no existió quizás un momento tan perfecto.
Lo contemplé a través de esas gafas que últimamente siempre me acompañan y
quise fundirme en él, volver a contemplar la vida a través de aquella joven tan
llena de emoción.
De pronto escuché una melodía profunda, tanto que hirió los años y
ahogó las risas en una taza de café amargo. Pero aún así me dejé llevar por sus
acordes mientras el paisaje desaparecía.
Busqué…
Busqué en mi sueño aquel tocadiscos viejo para escuchar de nuevo en él
las notas de mi vida, pero en mi vacío azul solo encontré un reloj.
Dormida, despierta, supe de nuevo del engaño del tiempo y comprendí que
a pesar de existir instantes eternos anclados en el pasado, existen otros por
descubrir que vuelan rápido atravesando los recuerdos.
Y entonces, abrazada a mi reloj, decidí volar…
uffff...es tremendamente bonito!! he dejado mis alas al viento en cada frase que leía...he soñado de nuevo un sueño en el tiempo, pasado, futuro, en este mismo instante...alzando el vuelo!!
ResponderEliminarUn beso gigante y otra vez más mis felicitaciones!!
siempre me declaro perdedora de mis propias batallas. me quedo con la frase
ResponderEliminarsaludos :)
Muy bello corazon ya lo sabes
ResponderEliminareres unica con tus cuentos
un beso