“Dame un sueño que no olvide nunca…”
Como una premonición, la oscuridad de la
noche envolvió de nuevo mi cuerpo avivando la pasión enterrada en palabras sin sentido de un ayer que casi
extingue mi sexo.
Te he esperado tantas veces…
Anhelando tu voz, en mi espera, labré mis
sábanas con palabras llenas de poesía, pero últimamente solo escucho silencios
llenos de ti.
Fueron noches interminables, noches
recordando quimeras, inventándolas, atravesando puertas que daban paso a un
mundo en el que yo no me entendía. Noches infinitas que ni siquiera algunos amaneceres, bañados en café,
consiguieron quebrar.
Duele ser noche…
Duele…
Pero ayer por fin una puerta me condujo al
abismo de tu pecho, despegando mi alma de evocaciones ya frías, despidiéndose
de ellas.
No, no me importó extinguirme contigo en él
para entregarte mi sueño porque nunca me avergonzó la soledad que hice mía en cada
uno de mis cuentos.
Duele ser noche…
Como una premonición, desperté y encontrándome
a mí misma, supe que pronto los desvelos pasados se desvanecerían…
Cuanto tiempo sin leerte, niña. No se si me recordaras, soy Gara, ahora con otro nombre y blog distinto.
ResponderEliminarComo siempre un placer leerte, besos
ufff..cómo duele hoy!! y me muero siendo noche entre tus letras...
ResponderEliminarun beso (me quito el sombrero, me levanto y aplaudo!!)
Te quiero!!
la noche no es buena compañera y los sueños siempre traicioneros
ResponderEliminarsaludos niña
muakskskk