Esta vez, en mi sueño,
rocé la más bella inspiración en un
perfume de oro, en una rosa amarilla que deshojaba ante mí fragantes pétalos
con sabor a miel.
En la tentación, degusté el néctar, la armonía de un atardecer que moría dulcemente mientras mi alma, seducida,
componía solo para ti.
En una ocasión mis ojos, completamente perdidos en el suave
pergamino de tu piel, comprendieron que
no necesitaba de musas pues el soplo, orgulloso, brotaba de mí y la brisa no me
arrebataría la esperanza porque conocía mi historia.
Aún así, alimenté mi pasión en la perfección de un beso,
renunciando a la lucidez, muriendo en cada una de tus caricias.
Y sin embargo, nunca
fui más consciente de mi fracaso.
Antes de despertar, de abandonar aquel paraíso, encerrada en el ámbar, grité mi obra con valentía, sin derramar lagrimas.
realmente bello! me encantó leerte, si puede ser aún, cada día más profunda...
ResponderEliminarUn beso enorme!!