Una vez soñé con la rosa que nunca
volvió a florecer tras el invierno.
Me gustaba tanto su color...
¿Sabes? Ella te podría haber contado
parte de mi vida y seguro que recordaría cómo desde niña cada primavera,
al llegar a casa, me ponía en frente de su rosal esperando verla aparecer.
Sin duda era mi favorita.
Pero hace dos años aquel rosal,
aunque aún alberga vida en su interior, no ha vuelto a regalarme su color.
Dicen que las rosas ocultan mensajes
secretos sólo para los que las contemplan. Yo, en aquel sueño, casi logro
descifrar el mío, pero terminé perdiéndome en sus pétalos.
Estuve tan cerca…
Pero casi a punto de lograrlo,
ante mi rostro, aquella flor se deshizo en mariposas cálidas y fragantes
y en cada una de ellas, en sus alas, se ocultó una palabra. Por eso me gustan
tanto las mariposas.
Rara vez he vuelto a soñar con ellas,
y ahora sé que quizás sea porque solo regalan su vuelo sintiendo la tibia
caricia del sol.
A veces paseo en mis sueños y creo
ver alguna revoloteando entre la jara o en mi jazmín y me imagino qué palabra
puede llevar escrita. Quizás alguna sea mi nombre.
Y despierta, sigo haciendo
mariposas. Es cierto, las hago, pero nunca naranjas porque aún espero esa rosa.
Creo tambien que las rosas, y muchas otras bellezas de ese tipo, tienen mensajes y hasta secretos para quien las observe con detalle, el cuanto tarden en decifrarse esos secretos? eso no lo se, quizas requiere de varias etapas para completar el puzzle.
ResponderEliminarBesotes ana!
qué bonito, y qué tierno...me ha encantado!!
ResponderEliminarUn beso, hoy, con mariposas...
Quien no ha tenido su rosa?la ha adorado,aun pinchandole con sus espinas,pero acaban deshojandose aunque sus petalos sean como mariposas que siempre revuelen en nuestro corazon.
ResponderEliminarMe encanta como escribes Ana.Besos desde el alma.