En aquella noche no deseé sinfonías…
Cerré mis ojos, como tantas otras
veces, sumergida en mi silencio y aquella
pared encalada de vacíos se fue cubriendo lentamente con las hojas de una
hiedra que sangraba verdes.
Busqué el sueño tratando de enredar
las yemas de mis dedos en un vergel que venciera al olvido y sin quererlo escuché
la melodía de mis latidos.
Despierta, dormida, desnuda…
Y a cada latido, la hiedra cambiaba su rumbo…
Una vez siendo niña atravesé un campo
de trigo sin importar que las espigas arañaran mis piernas.
Y a cada latido, mi vida…
Es difícil vivir, soñar, sin sinfonías.
y en cada nota de música
ResponderEliminaruna estrella que brilla
y en cada suspiro
un latido
el latido de mi corazón
cada vez que te leo
cada vez que me sorprendes
cada vez que te siento
Un beso...no hace falta que te diga que me encantó!!