Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

martes, 13 de octubre de 2009

EL CUENTO Nº43 DE LA LUNA OSCURA: AQUELLA VENTANA. EVOCACIÓN DEL DULCE CANDOR.




Aquella noche mientras fumaba un cigarro contempló la luna, y perdiéndose casi en su brillo, pensó en lo hermoso que se vería aquel campo de olivos.

Hacía mucho que no pensaba en su tierra, y en aquella niña que le rompió el corazón la noche que abandonó su casa.

Cuántas noches de dormir al descubierto con el único abrigo de su amargura, y el recuerdo de unos besos que le quemaban por dentro.

Y cuántos caminos andados en los que su alimento fue el olvido, y la pena de olvidar.

Pero al llegar a Madrid, el tiempo le concedió años para labrarse un oficio, y esos años le fueron alejando más y más de su tierra hasta que el dolor de su alma acalló su nombre.

Ante la luna, volvió a leer la carta de su padre, y en las palabras, su recuerdo, al relatarle como la señorita Luisa se había convertido en maestra de pueblo, y había abandonado la casa.

Y el recuerdo, por un momento, traicionó su mente concediéndole esperanza para volver a tenerla a su vera, hasta que la luz de la luna le devolvió la cordura, y en su sombra maldijo su luz.

Pues nunca más sentiría sus labios, ni el aroma de su piel, ni correrían en noches de verano para robarse los besos que la juventud les brindó.

Dándole la espalda, apagó el cigarro, y en la cortina del humo, vio como su esposa cantaba una nana, y qué hermosa voz tenía su esposa, cuando cantaba a su hijo.

Quizás su piel nunca fue bañada por el sol de Andalucía, ni en sus primeros besos escuchó susurrar las hojas de los olivos, pero qué lozana se veía aquella noche, y en la blancura de sus pechos cuánta paz encontraba.

Aquella noche en el sosiego de sentir a su esposa entre sus brazos por fin sintió añoranza de su tierra.


16 comentarios:

  1. qué bonito ana, me ha encantado...

    Un beso preciosa!

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  2. Que preciosidad de post y de escena que narras en él, me la he imaginado perfectamente, teniendo como fondo esos olivos...

    El corazón nunca olvida, ¿verdad?

    Besos enormes...!

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  3. Ains, me estremecio el relato, nellisimo y nostálgico y ya ni te digo la canción, superior.

    Besos

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  4. Ante la evidencia de lo inoportuno aquel amante sufrió su sino y, tras aquel dia de flagelo, no contaremos hoy los tiempos de duelo y rábia, pues, era y hablamos de un hombre.

    No fué facil la decisión. Tantos momentos confesando con el alma en vilo bajo las tupidas rejas que, apenas, dejaban vislumbrar más que sus ojos, suspiros. Un día, una mañana, rabioso, cortó su vida en seco.

    Ató todas sus ilusiones,sus pocos triunfos y se marchó. Lejos.

    Desde entonces se barajan en el pueblo conjeturas varias.

    Desde entonces la maestra solo vive para sus niños. Sin rejas ni tardes eternas. Sin noches nerviosas ni mañanas que pretendan.

    El tiempo no es eterno. Comprendo, mas...

    ¿El anhelo?

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  5. me encanto como siempre ,y mas la musica, ya que diana me gusta muchisimo un besito preciosa

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  6. Hay ocasiones en q el corazón se disfraza de olivo y cree q asi puede olvidar...
    un beso grande!

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  7. muy bonito y ademas estremece el corazón, precioso Ana.

    Un beso grande guapa.

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  8. Que bonito niña...Y que te digo de la canción...Diana Navarro me encanta...

    Muchos besitos preciosa.

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  9. Me encantó!!!!

    Un besito grande o besote? jejejeje

    Noe

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  10. Hola cielo muy hermoso tu cuento como siempre un placer
    un beso

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  11. Quedo sin palabras, casi huelo el humo del cigarrillo.

    Creo, contigo, que mirar atrás sólo es bueno desde la verdadera distancia, en cuanto existe un "y si..." empieza el resquemor.

    Abrazos.

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  12. ¡Precioso!
    Aquella noche mientras fumaba un cigarro contempló la luna, y perdiéndose casi en su brillo, pensó en lo hermoso que se vería aquel campo de olivos.
    Unos versos maravillosos, escribes muy bien y trasmites aún mejor el sentimiento.
    Un saludo

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  13. Ana, llego hasta ti y te leo...en lo que dura un cigarrillo, evocas los recuerdos de alguien...cualquiera podría ser, que las circunstancias le han llevado lejos de su tierra...la existencia podía haber sido diferente y es que somos la consecuencia de una condición...muy bueno amiga y espero tu visita a "mi hogar". Besitos para ti

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  14. Me agrego a tus seguidores y espero hagas lo mismo tu...así me será más fácil seguirte pues intento leer varios blogs y la memoria no recuerda los títulos...chaochao

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  15. Todo esto es un encanto!
    Besos del REL

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  16. Ahissss que bonita historia, de lleno vi desde esa ventana lo que describias, olia esos olivos, recordando tiempos pasados...mi niña esta historia debe tener continuacion...pero con final feliz que ya sabes que son las que mas me gusta....
    Con cariño
    MARI

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Antes de nada: gracias.