Sueños encerrados en grises, los más hermosos.
Ya lo dije, no son
míos porque aún no he conseguido encontrar el equilibrio… Tan sólo hallé
recuerdos y algunos tuve que construirlos.
En una tierra sin nombre, en un espacio cubierto de sombras sólo
el que porte la llave encontrará su propia luz.
¿La mía? la llevara con un cordón fino alrededor de su cuello
para que no se olvide de soñar aunque hace poco ya encontró la cerradura.
Un cuento... El tuyo...
“¿Creéis en las casualidades?
Ella siempre me repite que no existen y que todo sucede en esta vida por algún
motivo.
¿Sabéis? Colecciona llaves…
Un día me contó que empezó a hacerlo siendo niña, aunque nunca me las ha
enseñado y ni siquiera sé cuál es la historia de la primera que formó parte de
esa colección (Tengo que preguntárselo…).
El caso es que a veces me habla de un llavero gigantesco que tiene en su caja
de tesoros, lleno de llaves de todos los tamaños, formas y colores.
¿Sabéis? Hubo un tiempo en el que yo siempre perdía las llaves. Mi madre
siempre me decía que me las iba a colgar al cuello. Aún hoy me pasa… Las sigo
perdiendo...
A ella a veces se le olvidan…
Si es que creo que nos parecemos, aunque yo colecciono cajas y todavía no sé
por qué.
Ella en cambio sabe perfectamente por qué colecciona llaves.
¿Queréis saberlo?
Para ella, las personas son como llaves que pueden encajar en otras
perfectamente o que simplemente pueden ayudar a abrir algo nuevo en la vida.
Quizás por eso para ella no existen las casualidades y cada llave que se
encuentra la atesora…”
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