Siempre hubo muchos cuentos en los que estuviste presente, muchos, pero nunca te dediqué ninguno…
No, no es una despedida. Tú y yo nunca podremos despedirnos.
No sé en qué momento empecé a esconder mis lágrimas. Muchas brotaron ocultas tras un juego de palabras, de luz y sombras, que un día me inventé, mientras trataba de romper en mi vida un silencio que cada día se iba tornando más frío.
Y yo más fría…
Y tú más frío…
Una vez fuiste tú el que me contó un cuento ¿Lo recuerdas? Aquella noche llovía y me hablaste de un hombre que, enamorado, buscaba una lluvia perfecta para regalarle a su gran amor.
Durante años, cada vez que llovía, me preguntaba, abrazada a ti, si aquella lluvia era la nuestra.
No sé, si la llegamos a alcanzar alguna vez o nos engañamos, pero todavía, a veces, cuando llueve por la noche, recuerdo a aquella mujer que pensaba que realmente no necesitaba de lluvias si te sentía a su lado.
Nuestro amor fue grande. Sí que lo fue a pesar de las lágrimas, esas que tú te negabas a contemplar. Y hoy que llegaron las últimas, ya no sé si son las mías o las tuyas, olvidadas de amargura, y bañadas en una dulzura que me acompañará el resto de mi vida, porque recordaron un sentimiento que un día lo fue todo.
Siempre te querré, mi compañero, mi hermano, mi padre, mi amigo…
Así que, a pesar de nuestra decisión firme, a pesar del dolor de esta despedida, no renunciemos a un sueño, a un ideal y sigamos buscando lluvias perfectas.
Y yo menos fría…
Y tú menos frío…
Los sueños se disuelven, como la vida, como el amor, son lágrimas en la lluvia. Hay una soledad de hielo muy en el interior que no puede curarse. Pero creo, quiero creer, que las cosas muy especiales pueden regresar si no se pierden esos sueños.
ResponderEliminarMuy bello me emociono
ResponderEliminarun beso muy grande cielo