Una vez, siendo niña, sentí la soledad de su resplandor, aquel brillo perdido en la inmensa oscuridad, sólo quebrada por el leve fulgor de las estrellas, sus eternas compañeras. Aunque nunca negué su belleza, no pude evitarlo, me compadecí tanto de aquel extraño destierro que en mi inocencia, fui haciendo mío y me imaginé que era una mujer...

miércoles, 30 de noviembre de 2011

LOS RELATOS DEL AGUA 4. DESNUDA BAJO LA DUCHA




“Erase una vez una mujer que pensó que el mundo en el que vivía estaba tan lleno de dolor, que consiguió encerrar en la profundidad de un espejo quien era, por miedo a sufrir.

A veces, acudía a él y se contemplaba durante horas, pero a su voz, no pudo encerrarla y frente aquel reflejo podía oír su alma gritando la cobardía a la que se había aferrado.

Tanto se acostumbró a su apariencia incompleta que, cuando sentía que alguien se acercaba a ella, empuñaba ferozmente la idea de que nadie podría contemplar cómo era realmente.

Que equivocada estaba, pues sus ojos revelaban siempre su interior, hasta el punto de que nunca hubo una mujer que mostrara con tanta claridad lo que albergaba su corazón.

Si tan solo hubiera tenido valentía…

Un día, aquel espejo se rompió en mil pedazos, y aquella mujer agonizó el resto de su vida, intentando unir aquellos pequeños fragmentos, pensando que nunca se encontraría…”


Hoy me desperté de nuevo con esa extraña sensación. Mirándome en el espejo me sentí confusa.

¿Sabes? Sería capaz de observar durante horas mi mirada para tratar de averiguar si de verdad soy quien soy.

Sentí el amanecer, un nuevo día y mientras seguía allí, frente a mí misma, no dejé de repetirme “tienes que ser valiente” porque no quiero que mi reflejo quede atrapado en un espejo.

Lo sé, a veces, me cuesta decir quién soy, compartir mis miedos y, en ocasiones, finjo mi valentía porque no quiero que nadie se preocupe por mí, porque no quiero que contemple que no soy tan audaz, ni tan fuerte…

Hoy me desnudé y en la ducha dejé que el agua empapara mi rostro, mi cuerpo. Debajo del agua creo que todo es posible, intento no pensar evadiendo mi realidad, pero hoy ni siquiera sus gotas agotaron mi silencio.

No soy fuerte, no lo soy, pero hoy aceptándolo, completamente mojada, encontré el valor para dejar mis miedos; se deslizaron sobre mi piel con las últimas gotas…