"AUTORRETRATO DE ESPALDAS TOMANDO CAFÉ" Maria José Reche
Hoy, aún dormida, busqué tu voz en el soplo fresco del amanecer. Arropada entre sábanas blancas, tan sólo encontré una paz silenciosa.
Te imaginé en la cima de aquella montaña bajo un cielo azul, el más azul. Mis palabras agitaron libres tu cabello. Una parada en tu viaje, un sorbo de agua fresca sobre tus labios para calmar la sed.
Hoy, sintiendo como todavía el sueño rozaba mis párpados, traté de encontrar tu perfume entre las rosas más frágiles del verano. Como siempre, acabé turbada en mi eterna quimera. ¿Olías a sal?
Te evoqué en aquel pequeño barco. Tu espalda desnuda sobre la cubierta y tus ojos llenos de esperanza, de poesía, de colores. ¿Viste realmente aquel viejo mercante que pasó cerca de ti con todas sus luces prendidas?
Hoy, aunque supe que la luna, de nuevo, había caminado descalza, rebusqué en el cielo tus instantes de desvelo. Pero el sol brillaba tanto que, al final, enmudeció los sonidos de tu lecho.
Un avión. Te vi saltando desde él con un paracaídas pintado de nubes, renaciendo en cada viento, acariciando los susurros que se llevo mi noche, llenándome de alegría en cada una de tus sonrisas. Una caída al vacío hermosa.
Hoy, mientras sujetaba mi taza de café, enfrentándome al día con las ventanas abiertas, buscando tu brisa, en el primer sorbo, sentí la promesa sobre mi mejilla, de que algún día la alcanzaría.